El último teólogo

Esta mañana, temprano, mientras estaba caminando me enteré de la muerte de Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI. Cuando leí el mensaje de mi esposa quedé un minuto en silencio, con el teléfono en la mano tratando de pensar con claridad. No puedo (por el tiempo) desarrollar aquí todas mis enormes diferencias con la hermenéutica de la fe entre Ratzinger y lo que yo creo; no es este el post (me parece) para tildarlo como un heterodoxo y modernista. No obstante, quisiera destacar que con él desaparece una forma de trabajar y entender la teología y la historia. Ratzinger fue el último teólogo, el último intelectual con una impresionante capacidad de síntesis de la teología de la historia; un hombre con una cultura enorme, con un conocimiento exegético que no se repetirá y que nadie, por más que se encuentre en las antípodas de sus posiciones religiosas puede negar.

La Nouvelle Théologie fue el último intento de elevar el pensamiento y de construir una síntesis teológica para el cristianismo partiendo desde las fuentes, basada en la reflexión y haciendo preguntas, muchas veces incómodas. Joseph Ratzinger fue el último representante de aquella corriente. Fue el último teólogo católico. Después de él, sólo queda el desierto intelectual que hoy personifica Jorge Mario Bergoglio.

Teología: de la especulación a la vida

La teología debe poner su énfasis en el conocimiento bíblico y doctrinal. Somos transformados por la renovación de nuestra mente:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12: 1-2).

Esta transformación, esta verdadera μεταμόρφωσις es el punto para nuestra forma de adorar. Mientras que en la tradición latina post-medieval, la forma en la cual se adora (liturgia) proviene de la teología, en la liturgia pre-medieval (verdaderamente tradicional) la adoración proviene, no de la teología sino de la oración (oratio y precaria) y la contemplatio. Nuestra mente entonces, se ve iluminada por el Espíritu a través de las Escrituras, de esa manera crecemos en el entendimiento de Dios y su camino ¿Y qué es el camino a Dios? La ὀρθοδοξία.

La teología pasa a ser entonces la ἑρμηνευτικὴ τέχνη. Esta técnica de interpretar no es una forma de onanismo intelectual, sino una forma de experiencia espiritual, personal y comunitaria. Es en la Iglesia (entendiendo a esta como el pueblo redimido por la Sangre del Cordero, pues Dios compró a la Iglesia con su propia Sangre -Hechos 20: 28). y no fuera de ella. La doctrina cristiana se basa, en definitiva en los siguientes elementos:

  • Reconocimiento de Jesucristo como fuente de la Revelación.
  • La Revelación se expresa primero en la Escritura y en la Tradición, teniendo preeminencia la primera sobre la segunda y rechazando la visión dialéctica post-tridentina.
  • Comprensión de la Tradición desde la perspectiva Trinitaria y Teándrica.
  • Comprensión de la Iglesia como pueblo de Dios, redimidos por su Sangre.
  • Confianza en la soberanía de Dios.
  • Experiencia del poder de la Gracia de Dios para salvar a los pecadores, a los desesperanzados, a los indefensos.
  • Confianza en el amor del Salvador que murió específica y exitosamente por los pecados de cada uno.
  • Vida de oración y de estudio, que nos perfecciona como cristianos.
  • Rechazo de los placeres del mundo, y la ciudadanía del mundo sabiendo que nuestra Patria es el Cielo (Filipenses 3: 20-21).

En esencia, la vida del hombre debe orientarse a dar Gloria a Dios en todas las cosas. Esa gloria también es la esperanza en su pronto regreso, y por lo tanto, velamos y oramos, ayunamos y aguardamos, siguiendo Mateo 9: 15.

Lev Tolstói y su relación con la Iglesia

Una de las formas de entender la relación de Lev Tolstói con la Iglesia ortodoxa es en el contexto de su búsqueda de certeza, certeza sobre la verdad. Esa relación fue paradójica, es decir, muy rusa y por consiguiente bastante ortodoxa.

En 1878, a la edad de 50 años, Tolstói estaba experimentando una especie de despertar religioso durante el cual asistía con frecuencia a la iglesia del pueblo queriendo absorber la espiritualidad de la gente. Sin embargo, en el año anterior a que comenzara la guerra ruso-turca el Zar ordenó orar en todas las iglesias por las tropas. Entre las oraciones había referencias (aparentemente) a la destrucción por la espada a los turcos y hacerlos volar por los aires con proyectiles. Para Tolstói esto implicaba un acto de hipocresía que no podría soportarse ¿Cómo puede el sacerdote proclamar el Evangelio de Cristo y al mismo tiempo rezar por la muerte de los enemigos?

El genial escritor nunca fue un fanático de la jerarquía de la Iglesia. Su cristianismo ortodoxo siempre se caracterizó por centrarse en la piedad del pueblo, los monjes y los ermitaños. Pero con lo que sintió como un último ultraje moral, Tolstói abandonó la Iglesia por completo y para siempre… más o menos. Es importante señalar que el rechazo de Tolstói a la doctrina de la Iglesia Ortodoxa no se basó en el racionalismo. Su rechazo no estuvo sustentado en el racionalismo, pero tampoco era un fideísta. Su protesta se basó en la hipocresía, le indignó que el mismo cuerpo moral que proclamó el mensaje de Jesús también promoviera las distinciones de clases, la opresión de los pobres y los débiles, y la violencia en muchas formas (particularmente guerras, pogromos y pena capital).

Si observamos el estado de la Iglesia Ortodoxa en Rusia durante la segunda mitad del siglo XIX, es difícil culpar a Tolstói por estar indignado. Leamos las palabras de Santa María Skobtsova, o Santa María de París, una monja ortodoxa rusa que vivió entre los exiliados en Francia y así salvó su vida durante la tribulación roja; murió en el campo de concentración de Ravensbruck en 1945 en manos de otro sistema totalitario, tan anticristiano como el que se había cernido sobre la Santa Rusia. Volvamos, en el año 1938, Santa María escribió:

Los reformadores de la Iglesia de la época de Pedro [el Grande, 1720] fueron los menos reformadores. Nunca se sintieron profetas o santos. Laicizaron y secularizaron la Iglesia; tomaron el mundo de su jurisdicción y llevaron su fuego al desierto, al bosque, a las [ermitas], a monasterios remotos y aislados.
No debemos cerrar los ojos ante el hecho de que ellos
[los reformadores] lograron mucho. La ortodoxia sinodal [encabezada por un laico designado por el zar] … en realidad se convirtió en uno de los departamentos del gran Estado de Rusia. La jerarquía, decorada con medallas y cintas estatales, a menudo tenía la psicología de una importante burocracia imperial.
No hace falta enumerar los innumerables hechos que hablan de esta secularización en los siglos XVIII y XIX. Sólo podemos decir que es precisamente lo que condujo a la separación de la Iglesia de toda la parte culta e investigadora de la nación: la intelectualidad rusa.

Como señalamos líneas arriba, incluso los cristianos devotos encuentran difícil ser demasiado duros con Tolstói. Sin embargo, el autor de Anna Karénina no lo pone nada fácil. Cuando él rechazó a la Iglesia como institución, puso todo su intelecto, capacidad de escritura, fortuna y fama en atacar a la Iglesia, o mejor dicho, aquello que llamamos “Iglesia Institucional”. Al hacerlo afirmó (quizás sin percatarse de las consecuencias de sus palabras) que los sacramentos eran dañinos y que la jerarquía era lo contrario de lo que Cristo pretendió que fuera el cristianismo.

Particularmente, Tolstói criticó a la Iglesia por su supuesta pretensión de infalibilidad y esto es un asunto muy interesante para detenernos, porque la infalibilidad fue un tema importante en los pensadores modernos. En 1870 se declaró que el Papa, el Obispo de Roma y sucesor de San Pedro tenía el poder de ser infalible bajo ciertas condiciones, cuando como Sucesor de Pedro enseñaba sobre Fe y Moral. Esto fue la consecuencia lógica del desarrollo de la teología escolástica, una teología en la línea de la lógica aristotélica: algo es o no es, o se es blanco o se es negro. Tal pensamiento no fue parte de la reflexión teológica cristiana antes del siglo XII, pero luego penetró en la Iglesia Latina, se apoderó de ella y de allí pasó a sus hijas rebeldes, las comunidades reformadas.

En cambio, la iglesia ortodoxa continuó persiguiendo la reflexión teológica basada en la experiencia mística para la cual las palabras y los conceptos solo podían servir, en el mejor de los casos, como íconos que apuntaban a algo más allá de sí mismos. Por lo tanto, en la tradición ortodoxa, “el sí” y “el no” no son necesariamente excluyentes entre sí. Es decir, debido a las limitaciones humanas, el “sí” de un santo y el “no” de otro santo podrían apuntar a la misma realidad mística.

En el siglo XVIII, Rusia estuvo bajo la influencia de la teología pseudo-tomista y la escolástica barroca, por lo que se requirió que los seminaristas rusos aprendieran latín, no griego, y muchos conceptos y categorizaciones occidentales influyeron en el mundo teológico de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Así llegamos a una Iglesia en la Rusia de Tolstói contaminada con las tendencias occidentales, que minimizan la experiencia mística a favor de la lógica y la escolástica esclerosada. La Iglesia Romana reivindica la infalibilidad de una persona, el Papa; los teólogos ortodoxos rusos de este período afirmaron la infalibilidad de los concilios ecuménicos. Tolstói rechazó la afirmación de infalibilidad de cualquier iglesia. Quien lea el capítulo III de El Reino de Dios está en vosotros notará esta lucha que presenta Tolstói, que es la lucha de su alma, de su mente.

Pero aquí está la ironía: la infalibilidad no es una categoría cristiana ortodoxa. Es una categoría que ingresó a la Iglesia Ortodoxa Rusa durante su período de latinización (¿Un cautiverio en Babilonia? ¿Una tentación? ¿Un espejismo laodicense?). Entonces, al rechazar la afirmación de infalibilidad de la Iglesia Ortodoxa Rusa del siglo XIX, Tolstói en realidad no estaba rechazando la doctrina cristiana ortodoxa, sino la corrupción de la misma. Su posición no era diferente, en ese sentido al de los raskólniki, de una Feodosia Morozova o el gran Avvakum Petrov.

No obstante, la mordaz condena de Tolstói a la Iglesia y sus sacramentos resultó en su excomunión oficial en 1901. Aunque se habló mucho de este acto oficial, en realidad solo fue un reconocimiento de lo que Tolstoi había estado diciendo durante años. Dado que Tolstoi se separó tan públicamente de la Iglesia, la Iglesia simplemente lo oficializó..

Uno de los hechos que no se mencionan a menudo en relación con Tolstói y la Iglesia Ortodoxa es que visitó, al menos cinco veces, el monasterio de Optina. Optina era famosa por sus ancianos “portadores de espíritu” (los staretzi). De hecho, en el último mes de su vida, Tolstoi (según narra en su diario), estaba releyendo a Los hermanos Karamozov de Dostoyevsky y menciona específicamente al anciano Zosimos, el staretz en la novela, pero inspirado en el staretz Ambrosy del monasterio de Optina.

Y así, cuando Tolstói comienza su exilio autoimpuesto unos días antes de su muerte, se encamina al monasterio de Optina, y allí tras pasar la noche queda de pie frente a la cabaña del anciano Joseph debatiéndose si llamar o no a la puerta. Al final, no lo hace. Unos días después, Tolstói morirá de neumonía. El anciano Joseph enviará al anciano Barsanuphius para que lo acompañe en la agonía. Por desgracia, los seguidores de Tolstói no permitirán que nadie lo vea, ni siquiera su familia, hasta que entre en coma.

Tolstói condenó a la Iglesia Ortodoxa de la Rusia del siglo XIX, que en muchos sentidos, quizás, merecía condena. Sin embargo, como dijo GK Chesterton, “la herejía es la verdad enloquecida“. De modo que Tolstói, habiendo logrado apoderarse de una parte de la verdad y alimentado por su rabia por los fracasos de la Iglesia Ortodoxa Establecida, para vivir de acuerdo con sus propios preceptos, tomó su verdad y condenó otras verdades con ella. Su verdad se convirtió en el único criterio.

Desafortunadamente, al final, Tolstói descubrió que condenar a los demás por no vivir según el ideario que él estableció como norma del cristianismo era mucho más fácil que vivir y morir, él mismo según esos ideales.

El reino de Dios está entre vosotros

Muchas versiones conservadoras y antiguas de la sagrada escritura vierten el texto de Lucas 17:21 como “…el reino de Dios está en vosotros”. Esto ha llevado a una gran cantidad de especulaciones teológicas muy interesantes, así también como a la producción de libros que son casi, de lectura obligatoria, como es el caso del clásico de Lev Tolstói “Царство Божие внутри вас” (El reino de Dios está en vosotros, que pueden descargar completo en español aquí)

La palabra “dentro” se traduce del griego εντος, utilizado sólo dos veces en el Nuevo Testamento. Su significado principal es “dentro”, como se representa en Mateo:

Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo que está de fuera del vaso y del plato; mas de dentro están llenos de robo y de injusticia. 
¡Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera se haga limpio! 

οδηγοι τυφλοι οι διυλιζοντες τον κωνωπα την δε καμηλον καταπινοντες 
ουαι υμιν γραμματεις και φαρισαιοι υποκριται οτι καθαριζετε το εξωθεν του ποτηριου και της παροψιδος εσωθεν δε γεμουσιν εξ αρπαγης και ακρασιας 

Mt 23:26-27

Sin embargo, cuando se utiliza junto con un sustantivo plural, εντος significa “entre” o “en medio de.” En Lucas 17:21, εντος está en el siguiente contexto:

ουδε ερουσιν ιδου ωδε η ιδου εκει ιδου γαρ η βασιλεια του θεου εντος υμων εστιν 

Lc 17:21

Desde el contexto, podemos ver que Jesús estaba hablando a una multitud de fariseos, que habían venido a interrogarlo sobre el Reino de Dios (versículo 20). “El reino de Dios está entre vosotros” es la mejor traducción, como se ha vertido en muchas versiones en español, no así en iglés (KJV e inlcuso la NIV).

Incluso sin este conocimiento técnico del griego, podríamos haber entendido fácilmente que “dentro” es una traducción pobre y engañosa. Cristo estaba respondiendo a una pregunta formulada por los fariseos,y les respondió directamente: “Les respondió y les dijo: … ‘el reino de Dios está dentro de vosotros.” Pero, ¿cómo podría el Reino de Dios estar dentro de sus enemigos más amargos? ¿Cuántas veces los señaló como hipócritas y embaucadores? Desde el punto de vista teológico, es imposible pensar que el Reino estaría en los fariseos.

Sólo después de haber hecho esta observación, se dirigió a sus discípulos (versículo 22) y explicó lo que quiso decir. El tema de toda la sección (versículos 20-37) se expresa de manera explícita en el versículo 30: “Como esto será el día en que el Hijo del hombre se manifestará.” Todo el tiempo estuvo explicando sobre la Parusía. Cuando regrese Cristo, establecerá Su Reino en la tierra:

Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre (RVA)

Y reinará Yahvé sobre la tierra toda, y Yahvé será único, y único su nombre. (NC)

והיה יהוה למלך על־כל־הארץ ביום ההוא יהיה יהוה אחד ושׁמו אחד׃

Zac 14:9

Si el Reino sigue siendo futuro, ¿cómo podría decir que “el reino de Dios está entre vosotros”? Para responder a esto, debemos volver a las cuatro características de un reino señalados por la teoría política: un rey,que gobierna con la ley sobre una serie de súbditos que viven dentro de un determinado territorio. El rasgo principal es que un reino debe ser gobernado por un rey; de lo contrario, el país tiene alguna otra forma de gobierno. Un rey de cualquier nación es el principal representante de esa nación. Y el Rey del Reino de Dios no es otro que Jesucristo.

Pilato le preguntó a Jesús:

Así que, Pilato volvió á entrar en el pretorio, y llamó á Jesús, y díjole : “¿Eres tú el Rey de los Judíos?” Respondióle Jesús: “¿Dices tú esto de ti mismo, ó te lo han dicho otros de mí?”. Pilato respondió: “¿Soy yo Judío? Tu gente, y los pontífices, te han entregado á mí: ¿qué has hecho?”. Respondió Jesús: “Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado á los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí.” 
Díjole entonces Pilato: “¿Luego rey eres tú?” Respondió Jesús: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio á la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.” 
Dícele Pilato: “¿Qué cosa es verdad?” Y como hubo dicho esto, salió otra vez á los Judíos, y díceles : “Yo no hallo en él ningún crimen. “

Jn 18: 33-38

Si observamos, Pilato no soporta la respuesta de Jesús. Le pregunta si es Rey, y luego ¿qué es la verdad?. Él tenía a la Verdad misma delante de sus ojos, pero no pudo soportarla.

Si volvemo a Lucas 17:21 podemos comprender ahora, que, como Rey del Reino de Dios, podía decirle a los fariseos que el Reino de Dios estaba allí, entre ellos.

Temer a Dios y guardar sus mandamientos

Salvar el significado y propósito del hombre es una constante en la obra de grandes mentes como Fyodor Dostoievski, Konstantin Leontiev, Joseph de Maestre, Eduardo Mallea, Ken Wilber, Lev Tolstoy o C. S. Lewis.

Estos autores expusieron los graves problemas que implicó la transición de las sociedades de antiguo régimen (sociedades tradicionales, diría Guenon) a la modernidad, y por lo tanto señalaron a esta como culpable de los grandes problemas de su tiempo. Quien haya leído La sala de espera notará que las vidas vacías de los diferentes narradores se superponen en la creencia infundada de que, volviendo al pasado podrán reconstruir sus vidas. No obstante, como nos enseñó la genial Natalia Sanmartín Fenollera, dicho regreso es imposible. Somos revolucionarios o revolucionados, en palabras de Marc Bloch, somos más hijos de nuestro tiempo que de nuestros padres.

La fe en la modernidad, la creencia en que los grandes adelantos técnicos y científicos nos permitirá construir una sociedad menor quedó como una vil y pobre falacia. No obstante, aún vemos a millares de personas que confían más en los aparatos que en aquellos artefactos que, desde antiguo nos acompañaron y salvaron nuestra civilización en más de una oportunidad.

Hubo una época en la que los hombres sabían que antes de cenar en familia había que bendecir la mesa, que si se despertaban a la madrugada lo mejor era buscar al Señor en la oración y la lectura de su Palabra; hubo un tiempo en que no eran menester aplicaciones para saber que había llegado el tiempo de orar, de contemplar la belleza de Dios. Hoy, en cambio, todo pasa por los teléfonos móviles y el sinfín de alarmas y notificaciones. A una cultura basada en la inmediatez, en el “videíto” que siempre repite la misma estructura (un merluzo desafiante ante la cámara), se opone una cultura cristiana sostenida en la lectura y el aprendizaje, en el estudio sistemático de las grandes obras del espíritu… sí, porque el autor cuando deja una huella (bien sea una novela, un poema, una pintura o escribe un ícono) está dejando su propia alma impresa… y comparte sus sentimientos con todos los demás, como si de una ofrenda a Dios se tratara.

La modernidad nos trajo las mayores masacres que pueda recordar la humanidad. Las páginas más infames de la historia se escribieron gracias a las máquinas, y fue la fábrica el modelo que los genocidas replicaron para conducir a millones al exterminio. Nunca olvidaré la impresión que me causó Tesis sobre la filosofía de la historia de Walter Benjamín, donde afirmaba que la tesis marxista-leninista de acelerar la historia era un equívoco: acelerar la historia implicaba entregar a los hombres a la muerte, y peor aún, una muerte sin sentido, vidas truncas, existencias lisiadas, hombres que no conocieron a Dios… quizás el mayor triunfo de Lucifer, quien se sabe caído y festeja a cada alma que puede arrebatar.

Ante esto nos preguntamos ¿Qué es necesario? ¿Dónde buscar nuestra realización? ¿Cómo ser en este tiempo tan lleno de nada? Volvamos los ojos a la Sagrada Escritura, la la Verdad Revelada que allí tenemos la respuesta que los grandes genios como Fyodor Dostoievski nos invitaron a retomar:

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. (Ecl 12: 13)

Los hermanos de Jesús ¿Qué significa el término αδελφός en el Nuevo Testamento?

Para descargar el artículo publicado en Filología neo-testamentaria, puede hacer click aquí.

El tema de los hermanos de Jesús es uno de los más interesantes de la crítica bíblica. En el siguiente artículo, trataremos el tema de la mención de esos “hermanos” en el Nuevo Testamento. ¿Quiénes eran realmente? ¿A qué se refieren los manuscritos con la palabra “hermano”? ¿Se trata de hijos de un mismo padre, o puede significar además otra cosa?

Los vocablos en las lengua originales

Siempre que tratamos con la Biblia tenemos que remitirnos a las lenguas originales y a los manuscritos más antiguos. Ese fue el ejemplo que siguió San Jerónimo cuando tradujo las Sagradas Escrituras al latín en la versión conocida como “Vulgata Latina”.1

Para el antiguo Testamento tenemos, como se señaló en oportunidades anteriores el hebreo, el arameo y algunos textos en griego. Del Nuevo Testamento, han sobrevivido únicamente textos en griego, pero sabemos que existía una versión hebrea del Evangelio de Mateo. Además, cualquier persona que conozca griego koiné, se dará cuenta que la gramática de los evangelios está lejos de ser de manual: es evidente que fueron escritos por personas que tenían al griego como una segunda lengua, y en el caso específico del Evangelio de San Mateo, que se trata de una traducción.

Si tomamos una versión en español de las Sagradas Escrituras, veremos que (dependiendo de la traducción) el vocablo “hermano” aparece por lo menos 383 veces en un total de 340 versículos.

En griego, el término “hermano” aparece por primera vez en el Génesis, en el relato de Caín y Abel. El término es αδελφός, como podemos ver en Gen 4:2

καὶ προσέθηκεν τεκεῖν τὸν ἀδελφὸν αὐτοῦ τὸν Αβελ. καὶ ἐγένετο Αβελ ποιμὴν προβάτων, Καιν δὲ ἦν ἐργαζόμενος τὴν γῆν

¿Qué significa en griego αδελφός?

En el griego clásico la traducción literal es de αδελφός es “hermano”, o también “hijo de alguno de los padres”. Por ejemplo, en  Mc 6:17-18 que Herdores Antipas y Filipo se dice que eran hermanos, y que el primero se había quedado con la esposa del segundo:

αὐτὸς γὰρ ὁ ῾Ηρῴδης ἀποστείλας ἐκράτησε τὸν ᾿Ιωάννην καὶ ἔδησεν αὐτὸν ἐν φυλακῇ διὰ ῾Ηρῳδιάδα τὴν γυναῖκα Φιλίππου τοῦ ἀδελφοῦαὐτοῦ, ὅτι αὐτὴν ἐγάμησεν.

ἔλεγε γὰρ ὁ ᾿Ιωάννης τῷ ῾Ηρῴδῃ ὅτι οὐκ ἔξεστί σοι ἔχειν τὴν γυναῖκα τοῦ ἀδελφοῦ σου.

Según Flavio Josefo, eran hermanos únicamente por parte de padre, lo cual no sería el uso más estricto del término, ya que en realidad, designaba a aquellos que nacieron de la misma madre, o mejor aún, del mismo vientre.2 En la versión griega de la Biblia, más conocida como Septuaginta, el término griego no se refiere siempre al caso estricto de “hermanos”. Veamos, por ejemplo Génesis 13:8, que trata sobre la separación de Abraham y Lot:

εἶπεν δὲ Αβραμ τῷ Λωτ Μὴ ἔστω μάχη ἀνὰ μέσον ἐμοῦ καὶ σοῦ καὶ ἀνὰ μέσον τῶν ποιμένων μου καὶ ἀνὰ μέσον τῶν ποιμένων σου. ὅτι ἄνθρωποι ἀδελφοὶἡμεῖς ἐσμεν

Su traducción sería:

Y dijo Abram a Lot: «No haya riña entre mí y ti; y entre mis pastores y tus pastores; que hombres hermanos nosotros somos.

Ahora ¿Era Abraham hermano de Lot? Si vamos a Génesis 11:27 veremos que en realidad eran tío y sobrino. Ponemos texto directamente en español:

Y estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abrám, y Nacor y Arán; y Arán engendró a Lot.

Lot no era hijo de Taré, padre de Abraham, sino de Arán, hermano de este. No obstante, el término con el que se refiere a Abraham y Lot es el de hermanos, o en griego ἀδελφοὶ.

¿Por qué se usa esta palabra en la traducción griega? Simple: en hebreo no existe un término para designar a los sobrinos, primos u otro tipo de parentesco que no sea el de padre, madre o hermano. Esto tiene relación con la configuración antropológica de las familias semitas. En hebreo, la palabra para designar, por lo tanto a cualesquier pariente que no sea padre-madre-hijo es siempre אח y no existe otro vocablo para ello. Veamos el texto de Génesis 13:8, en el que Abraham dice a Lot que son hermanos, pero esta vez en hebreo:

וַיֹּ֨אמֶר אַבְרָ֜ם אֶל־ל֗וֹטאַל־נָ֨א תְהִ֤י מְרִיבָה֙ בֵּינִ֣י וּבֵינֶ֔יךָ וּבֵ֥ין רֹעַ֖י וּבֵ֣ין רֹעֶ֑יךָ כִּֽי־אֲנָשִׁ֥ים אַחִ֖ים אֲנָֽחְנוּ

Su traducción más literal sería:

Y Abram dijo a Lot “Dejemos aqui, yo te ruego que no haya altercado entre mí y ti, entre mis pastores y tus pastores, porque nosotros [somos] hombres-hermanos.

Los hermanos de Jesús

Vayamos entonces al texto tan discutido de los “hermanos de Jesús”. Se hace mención en ello en los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) en Mateo 12: 47-50

εἶπεν δέ τις αὐτῷ· Ἰδοὺ ἡ μήτηρ σου καὶ οἱ ἀδελφοί σου ἔξω ἑστήκασιν, ζητοῦντές σοι λαλῆσαι. ὁ δὲ ἀποκριθεὶς εἶπεν τῷ λέγοντι αὐτῷ· Τίς ἐστιν ἡ μήτηρ μου, καὶ τίνες εἰσὶν οἱ ἀδελφοί μου; καὶ ἐκτείνας τὴν χεῖρα αὐτοῦ ἐπὶ τοὺς μαθητὰς αὐτοῦ εἶπεν· Ἰδοὺ ἡ μήτηρ μου καὶ οἱ ἀδελφοί μου· ὅστις γὰρ ἂν ποιήσῃ τὸ θέλημα τοῦ πατρός μου τοῦ ἐν οὐρανοῖς, αὐτός μου ἀδελφὸς καὶ ἀδελφὴ καὶ μήτηρ ἐστίν.

Y uno le dijo: He aquí, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.  Y él respondiendo, dijo al que le hablaba: “¿Quién es mi madre? ¿y quiénes son mis hermanos?”  Y habiendo extendiendo su mano hacia sus discípulos de él, dijo: “¡He aquí mi madre y mis hermanos!  Porque todo el que puede hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos, él es mi hermano, y hermana, y madre.”

Aquí se menciona el término ἀδελφοί por primera vez en relación a Jesús en los evangelios sinópticos. La segunda vez que el término aparece nos aporta un poco más de información, ya que nos da los nombres de estos ἀδελφοί:

οὐχ οὗτός ἐστιν ὁ τοῦ τέκτονος υἱός; οὐχ ἡ μήτηρ αὐτοῦ λέγεται Μαριὰμ καὶ οἱ ἀδελφοὶ αὐτοῦ Ἰάκωβος καὶ Ἰωσὴφ καὶ Σίμων καὶ Ἰούδας; καὶ αἱ ἀδελφαὶ αὐτοῦ οὐχὶ πᾶσαι πρὸς ἡμᾶς εἰσιν; πόθεν οὖν τούτῳ ταῦτα πάντα;

Aquí somos testigos de cómo los vecinos de Nazareth se maravillaban al oír a Jesús predicar. Mencionan el nombre de sus hermanos: Santiago, José, Judas y Simón (el orden varía según el manuscrito) y de algunas hermanas, que no aparecen en ningún evangelio canónico. A cualquiera le parecería una familia numerosa. Si nosotros creemos que tenemos que traducir e interpretar literalmente las palabras ἀδελφοὶ y ἀδελφαὶ como “hermanos” y “hermanas” en tanto hijos de los mismos progenitores, entonces no cabría duda que Jesús era el mayor de todos esos hijos ya que en los relatos de la concepción y nacimiento de Cristo, queda patente que era el primogénito de José y María.  Lo que llama la atención, también, en el texto de Mateo 13: 55-56 es que, al tiempo que se utiliza la fórmula plural para designar a los “hermanos de él” (ἀδελφοὶ αὐτοῦ), se utiliza el singular para signar la relación con José, su padre, se dice que es hijo, en singular υἱός, y no παιδιά, en su forma plural.

Si buscamos el mismo pasaje en la Peshitta, la versión aramea de las Sagradas Escrituras encontraremos que se habla del hijo del carpintero, no de uno de los hijos:

Pero lo que nos trae mucha más luz a la relación de Jesús con sus hermanos es el pasaje de Juan 7: 3-10 en el que se nos informa que ellos le reprendieron y le exigieron que se manifestara como el Mesías:

Εἶπον οὖν πρὸς αὐτὸν οἱ ἀδελφοὶ αὐτοῦ Μετάβηθι ἐντεῦθεν καὶ ὕπαγε εἰς τὴν Ἰουδαίαν, ἵνα καὶ οἱ μαθηταί σου θεωρήσουσιν [σοῦ] τὰ ἔργα ἃ ποιεῖς: οὐδεὶς γάρ τι ἐν κρυπτῷ ποιεῖ καὶ ζητεῖ αὐτὸς ἐν παρρησίᾳ εἶναι: εἰ ταῦτα ποιεῖς, φανέρωσον σεαυτὸν τῷ κόσμῳ. οὐδὲ γὰρ οἱ ἀδελφοὶ αὐτοῦ ἐπίστευον εἰς αὐτόν. λέγει οὖν αὐτοῖς ὁ Ἰησοῦς Ὁ καιρὸς ὁ ἐμὸς οὔπω πάρεστιν, ὁ δὲ καιρὸς ὁ ὑμέτερος πάντοτέ ἐστιν ἕτοιμος. οὐ δύναται ὁ κόσμος μισεῖν ὑμᾶς, ἐμὲ δὲ μισεῖ, ὅτι ἐγὼ μαρτυρῶ περὶ αὐτοῦ ὅτι τὰ ἔργα αὐτοῦ πονηρά ἐστιν. ὑμεῖς ἀνάβητε εἰς τὴν ἑορτήν: ἐγὼ οὔπω ἀναβαίνω εἰς τὴν ἑορτὴν ταύτην, ὅτι ὁ ἐμὸς καιρὸς οὔπω πεπλήρωται. ταῦτα δὲ εἰπὼν αὐτοῖς ἔμεινεν ἐν τῇ Γαλιλαίᾳ.

Dijeron, pues, a él sus hermanos: «Pásate de aquí y vete a la Judea, para que también tus discípulos vean tus obras que haces; pues nadie algo en oculto hace; y busca él mismo en libre habla estar. Si esto haces, manifiéstate al mundo». Pues ni sus hermanos creían en él. Díceles, pues, Jesús: «El tiempo el mío aún no ha llegado; pero el tiempo, el vuestro, siempre está preparado. No puede el mundo aborreceros, pero a mí aborrece; porque yo atestiguo acerca de él que sus obras malas son. Vosotros subid a la fiesta, yo aún no subo a esta fiesta; porque mi tiempo aún no está cumplido». Y, esto diciéndoles, quedó en la Galilea.

¿Era normal en la cultura hebrea del primer siglo que los hermanos menores reprendieran a un hermano mayor? De ninguna manera. Eso era impensable. Como explica R. De Vaux en su libro Las instituciones del Antiguo Testamento, el hijo primogénito al morir el padre, recibía una triple bendición: la jefatura de la familia, la primacía ceremonial religiosa y la doble herencia de la tierra. Jesús no era únicamente el primero de los hijos, era además el jefe de la familia y el líder religioso de la misma, como tal, le correspondía a él la realización de los sacrificios, ofrendas y demás ceremonias prescriptas en los rituales. ¿Cómo es posible que Jesucristo, siendo el hijo primogénito (τὸν πρωτότοκον Lc 2: 7), pudiera recibir órdenes y reprensiones de sus hermanos (ἀδελφοὶ)? De ninguna manera podría ocurrir semejante situación. Muchos menos aún puede entenderse que, teniendo hermanos, él entregara al cuidado de uno de sus discípulos a su propia madre (Juan 19:26).

Es por ello que debemos interpretar que el término ἀδελφοὶ no es sino, una traducción literal del hebreo אח, es decir, un “hermano” un miembro de la familia que no es ni padre ni madre.

Una consideración sobre las versiones hebreas del Evangelio de Mateo

Me parece muy importante hacer una breve referencia a las versiones hebreas del evangelio de Mateo. Las mismas no eran muy conocidas fuera de los ámbitos académicos hasta que en época reciente, cobraron notoriedad y divulgación gracias al movimiento judío mesiánico. Estas versiones son, salvo quizás un solo caso, traducciones al hebreo del texto griego. La mas famosas de esas traducciones del griego al hebreo es el llamado Mateo de Shem Tob, dentro de un volumen que contiene la disputa entre el Cardenal Pedro de Luna (posteriormente Antipapa Benedicto XIII) y el judío sefardí Shem Tov ben Isaac ben Shaprut, de quien toma el nombre. El texto de Mateo se encuentra intercalado en el libro llamado Eben Boham. En el año 1987, el filólogo y hebraísta George Howard extrajo el texto de Mateo, traduciéndolo y publicándolo bajo el título de The Gospel of Matthew according to a primitive Hebrew text. Otra versión de Mateo hebreo es el publicado por Sebastián Münster en 1537. Este fue un judío converso español que tomó un texto de mateo que circulaba entre los judíos sefaraditas y posteriormente lo corrigió con el texto griego. Lamentablemente no quedaron constancias de cuales fueron las enmiendas de Müster.

Finalmente, y mucho más interesante, es el llamado Mateo du Tillet, conservado en la Biblioteca Nacional de París bajo la signatura Heb.MSS.132. El texto posee importantes pocas divergencias con los manuscritos griegos más antiguos y difiere del Textus Receptus en tanto este lo hace del Codex Sinaiticus y del Vaticanus.3

Si vemos el texto de Mt 13:55, dónde se menciona el nombre de los hermanos de Jesús, vemos que aparece la palabra אח:

הלא זההוא בן־החרש הלאשם אמו מרים ואחיו יעקב ויוסי ושמעון ויהודה

En Mt 23:8 Jesús dice que todos sus discípulos eran hermanos entre ellos, formaban parte de una misma familia:

ואתם אל־יקרא לכם רבי כיאחד הוא מוריכם המשיח ואתם אחים כלכם

Y finalmente, en Mateo 28:10, cuando en el texto griego Jesús dice:

τότε λέγει αὐταῖς ὁ Ἰησοῦς· Μὴ φοβεῖσθε· ὑπάγετε ἀπαγγείλατε τοῖς ἀδελφοῖς μου ἵνα ἀπέλθωσιν εἰς τὴν Γαλιλαίαν, κἀκεῖ με ὄψονται.

En el texto hebreo de Du Tillet se vierte:

ויאמר אליהן ישוע אל־תיראן לכנה והגדנה לאחי וילכו הגלילה ושם יראוני

Por consiguiente, el término “hermano” tal como aparece en la Biblia no siempre refleja la relación de hijos de un mismo padre, sino que corresponde al concepto hebreo אח con el que se designa a los miembros de una misma familia. El cristianismo, en el mismo sentido que el judaismo, extendía la noción de hermandad no sólo al clan, sino también a los miembros de la misma confraternidad religiosa. Así, en en Hecho 1:15 se menciona a la comunidad cristiana como ἀδελφοὶ. La misma palabra aparece en Hechos 11:1 y 11:29.

Conclusiones

Como hemos podido ver, no existe ninguna prueba en el Nuevo Testamento de que los hermanos de Jesús fueran hijos de José y María, al contrario, como estos dan consejos a Jesús y hasta le reprenden, demostraría que se trata en realidad de parientes mayores a él, sobre todo, teniendo en cuenta se dice que Jesús era el hijo primogénito (τὸν πρωτότοκον Lc 2: 7) de José y María, por lo que se descartaría además que estos hermanos fueran hijos de un anterior matrimonio de José. De la misma manera, hemos comprobado que el término ἀδελφοὶ no implica, en los manuscritos griegos “hijos de un mismo padre”, sino “parientes”, ya que es la traducción del griego koiné del vocablo hebreo אח.


Notas

1Kenyon, Frederic, Our Bible and the Ancient Manuscripts , London, 1939., pp. 81.

2Segal, Charles, Tragedy and Civilization: an interpretation of Sophocles,1989, pp. 184.

3Al presente no existe en español ninguna traducción directa de este manuscrito, y menos aún una que sea crítica. Hay, no obstante, una traducción realizada por Pr. José Álvarez a partir de la versión inglesa del Dr. James Scott Trimm. He tenido la oportunidad de conseguir una copia fotográfica de los folios que componen el texto y realicé una primera traducción en el año 2009, cuando por primera vez se puso en duda la traducción de Trimm.  En el año 2012 realicé una nueva traducción crítica que aún no he podido publicar. Las citas que se presentan a continuación corresponde a la transliteración que realicé del códice y a mi traducción.

SBLGNT: Nuevo Testamento Griego de la SBL

Presento hoy para su descarga el Nuevo Testamento Griego de la Sociedad de Literatura Bíblica (SBLGNT: SBL Greek New Testament). Se trata de la edición crítica auspiciada por la Society of Biblical Literature desde el 2010. Correspondió al eximio erudito del Nuevo Testamento Michael W. Holmes (PhD. en la Universidad de Princeton) dirigir el equipo.

Se trata de una recensión cuidada y prolija, fundamental para los académicos y todos aquellos que deseen realizar un estudio profundo del texto bíblico. Para descargar el texto en PDF haga click aquí, para acceder al sitio, visite aquí.

E-Sword para descargar

E-Sword es un software para el estudio de la Sagrada Escritura creado por Rick Meyers. Es de destacar que se trata de un programa que, a diferencia de otros como Bible Works es gratuito y libre. Usted puede descargarlo haciendo click aquí, o puede visitar el enlace que hay al final de este artículo. Con un simple click se empezará a descargar el programa de instalación, que viene de manera predeterminada con varias versiones de la Biblia, aunque usted puede descargar muchas más, desde el mismo programa ya instalado.

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Hoy quiero regalarle a todos los lectores este hermoso programa que vengo utilizando desde hace ya varios años. Una de las grandes ventajas de este programa es que usted puede configurarlo fácilmente y “pasar” la interfaz de usuario a más de veintiún idiomas. E-Sword es una rápida y efectiva manera para estudiar la Biblia. Este programa fue creado por el aporte inmenso de académicos de todo el mundo.

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2.- Podrá acceder a cualquier parte de la Biblia en múltiples versiones incluyendo en latín, griego y hebreo y leerla de modo secuencial o saltar a citas determinadas.

3.- Dispondrá de múltiples comentarios y notas bíblicas realizadas por eruditos que nos permitirán una mejor comprensión del texto bíblico.

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Ediciones que no deben faltar

El jardín y la soledad, apuntes sobre Thomas Traherne

Cuando llegué al campo, y estando sentado entre árboles silenciosos, tuve todo mi tiempo en mis propias manos, resolví gastarlo todo, costara lo que me costara, en la búsqueda de la felicidad”, así escribió el sacerdote del siglo XVII, filósofo y poeta Thomas Traherne. Este brillante escritor y pensador reconoció algo especial: el tiempo que pasó apartado, tranquilamente en un jardín o en la naturaleza, abrió su mente a un nuevo nivel de conciencia.
Un jardín, un espacio verde seguro, al calmar las funciones del cuerpo y reducir el estrés, abre la mente para ser más consciente de todas las cosas. Traherne entendió esto tras la excelente educación en Oxford; cuando se sentó tranquilamente bajo un árbol en el campo y se dio cuenta de que su alta educación había omitido tanto. En este punto resolvió dedicar su tiempo a buscar la felicidad y la parte de Dios en esto. Su mente se abrió a un nuevo comienzo, una apertura de la mente que ninguna cantidad de aprendizaje profundo en un entorno ocupado podría revelar.
La soledad en un jardín es una de las formas más bendecidas y nutritivas de pasar el tiempo. Muchos pueden dar testimonio de un despertar o de la sanación que tuvo lugar en un jardín. Pero es importante entender el significado correcto de la soledad en este contexto. Se trata de tener una mente clara, abierta y despejada por medio de la lejanía, de estar lejos de las distracciones. Esta es la soledad de la que habla Thomas Traherne, la misma que nos permite sentir la presencia de Dios.

C.S. Lewis y la Theosis

Cuando era estudiante en la secundaria tomé la costumbre de ir hasta la Plaza Mitre, en San Miguel y perderme en las librerías circundantes. Ya en la Universidad los fines de semana era un asiduo visitante de la feria en la que varios puesteros vendían libros usados. Allí, con un poco de paciencia era posible encontrar libros muy buenos y en buen estado. Fue así que di con C.S. Lewis.

Lewis ocupa un lugar bien merecido en el canon de los intelectuales cristianos modernos. Esto también implica la existencia de una hagiografía que, como es costumbre de ese género, es un poco artificial y fantasiosa. Sin embargo, allí en la feria pude dar con algunos libros biográficos interesantes y que se referían al “Lewis histórico” y algunas facetas más exóticas de su personalidad espiritual. El ocasionalmente problemático de Wilson CS Lewis : una biografía (Norton, 1990), sin embargo, documenta claramente que el anglicanismo de Lewis tenía una orientación a la high-church, e incluso católica. Cada domingo asistía a la primera Eucaristía en su iglesia parroquial en Headington, que estaba dirigida por los Padres Cowley, una orden religiosa anglicana. Uno de estos sacerdotes fue su director espiritual durante varios años. Lewis también participó en la práctica la confesión privada a este mismo sacerdote, lo cual escandalizaría a los evangélicos norteamericanos actuales que lo han convertido en una suerte de nuevo Wesley.

Por otra parte en un artículo publicado en la excelente revista Road to Emmaus, titulado “Shine as the Sun”, cuyo autor es Chris Jensen, somos testigos del apoyo de Lewis a la doctrina de la θέωσις/Theosis. Según la definición de Jensen, la teosis es

… la cumbre de un proceso gradual por el cual los seres humanos se reintegran a la vida de Dios, comenzando con la restauración de la imagen de Dios a través del bautismo y continuando con la purificación del corazón y la iluminación por la gracia divina … theosis … es la unión inefable del alma con Dios. Incluso en esta elevada cumbre, se nos dice que el estado de perfección es relativo y no absoluto; es dinámico, no estático, ascendiendo eternamente “de gloria en gloria” (2Cor. 3:18). En palabras de San Gregorio de Nissa, “La verdadera perfección nunca se detiene, sino que siempre crece hacia lo mejor”. Esta noción de epektasis, de vida eterna como progreso infinito e interminable, se encuentra en Padres de la Iglesia como San Ireneo y San Máximo el Confesor y el mismo Lewis se hace eco memorablemente en el pasaje final de La última batalla .

No puedo hacer plena justicia al sustancioso ensayo de Jensen en este pequeño espacio, pero cerraré con un par de citas de Mere Christianity, el cual adquirí en aquella plaza por la friolera suma de $23 del año 2004, y que cita al afirmar que Lewis es un “ortodoxo anónimo”:

Dios nunca quiso que el hombre fuera una criatura puramente espiritual. Es por eso que Él usa cosas materiales como el pan y el vino para darnos vida nueva. Podemos pensar que esto es bastante crudo y no bíblico. Dios no: Él inventó la comida. Le gusta la materia. Él la inventó (p. 65).

Debes darte cuenta desde el principio que la meta hacia la cual [Dios] comienza a guiarte es la perfección absoluta; y ningún poder en todo el universo, excepto tu mismo, puede evitar que Él lo lleve a esa meta … si lo dejamos, porque podemos evitarlo, si lo elegimos, Él hará al más débil y sucio de nosotros en un dios o una diosa, una criatura inmortal deslumbrante y radiante, que palpita con tanta energía, alegría, sabiduría y amor que no podemos imaginar ahora (págs. 174, 176).

Naturalmente vuelve a nuestra mente, como si fuera una lejana melodía la afirmación de San Irineo de Lyon:

Jesucristo que, a causa de su amor superabundante, se convirtió en lo que nosotros somos para hacer de nosotros lo que él es.