El concepto de “Dios” en el Nuevo Pensamiento

Durante los últimos años estuve estudiando la corriente llamada “New Thought” o en español “Nuevo pensamiento”. Llegué a ella por mis lectura de los trascendentalistas, Emerson y todo su círculo (recomiendo la lectura del libro “Emerson entre los excéntricos“, de Carlos Baker) y pronto me vi imbuído en una larga bibliografía en la que se mezclaba panteísmo, cristianismo y “pensamiento positivo”.

Varios de los autores del “Nuevo pensamiento” crearon sus propias instituciones religiosas, las cuales fueron evolucionando. Si bien es cierto que muchas de ellas son consideradas por los académicos “nuevos movimientos religiosos”, varias tienen ya más de un siglo de existencia y muchas de sus ideas han penetrado en las denominaciones más tradicionales conformando una nueva forma de espiritualidad.

En este primer trabajo quisiera detenerme en qué entiende el “nuevo pensamiento” sobre Dios.

Nautilus una revista del Movimiento Nuevo Pensamiento , fundada por Elizabeth Towne.

Antes de comenzar, quisiera aclarar que estas ideas se encuentran de manera embrionaria en la obra de Ralph Waldo Emerson. En todo caso somos testigos de un desarrollo y un llevar a las últimas consecuencias las ideas del escritor y ensayista norteamericano, principalmente que Dios es un concepto o una fuerza universal y no una entidad personal. Esta distinción es importante y se basa en las enseñanzas y filosofía del movimiento.

En efecto, el “nuevo pensamiento” describe a Dios con frecuencia como un principio universal e impersonal que subyace en todo el universo. Esta concepción enfatiza que Dios es una fuerza o inteligencia creativa que está presente en todas partes y en todo momento. Esta visión se alinea más con la idea de un concepto abstracto que con una entidad personal con atributos humanos. De la misma manera el “nuevo pensamiento” enfatiza la existencia de leyes espirituales que gobiernan el universo, como la ley de la atracción y la ley de la causa y el efecto. Estas leyes se consideran fuerzas impersonales que responden a los pensamientos y creencias de las personas.

Lo que señalamos líneas arriba explica el porqué en muchas de las organizaciones del nuevo pensamiento se enfatiza el término “ciencia” en su denominación, como por ejemplo “Ciencia de la mente” o “Ciencia cristiana”. En efecto, la elección de la palabra “ciencia” se relaciona con la idea de que sus enseñanzas están basadas en principios y leyes espirituales que son tan precisos y aplicables como las leyes científicas.

Finalmente una característica del “nuevo pensamiento” es su enfoque en el poder de la mente y de la conciencia humana para influir en la realidad: las personas pueden utilizar su mente y conciencia para conectarse con la fuente divina y así poner de manifiesto cambios en sus vidas; por consiguiente Dios se experimenta como un “concepto” que se relaciona por medio del pensamiento y la conciencia, a la vez que se rechaza la antropomorfización de Dios.

En resumen, para el “nuevo pensamiento” Dios es tanto un principio universal o una energía divina presente en todo y en todos (destacando así la unidad ed todas las cosas y permitiendo el acceso de cada individuo a esa fuente divina) como una “Ley universal”, porque Dios se expresa por medio de leyes espirituales que rigen el Universo (verbigracia la ley de la atracción, o la ley de causa-efecto).

Naturaleza – Ralph Waldo Emerson

Abordé demasiado tarde la obra de Ralph Waldo Emerson. Cuando era un escolar, mi profesora de literatura nos lo mencionó (al igual que a Walt Whitman) pero pasaron años hasta que de casualidad llegué a la hermosa edición de Naturaleza realizada por Nordica Libros. Una edición cuidada y lujosa que invita al lector a seguir el ritmo del genio americano. Una versión preliminar pueden consultarla y descargarla en este enlace.

Una edición digital completa la pueden descargar aquí.

Emerson es de esos pensadores que intentaron llegar a una “teoría del todo” y por eso mismo me parece admirable, aún cuando no comparta su sistema de creencias.

En Naturaleza , Ralph Waldo Emerson se propone crear una nueva teología. Declara que es hora de que el hombre moderno rompa con las ideas del pasado y formule sus propias filosofías. Se propone así, pintar un cuadro del todo. A veces su visión puede parecer críptica o difícil de imaginar. Sin embargo, crea los contornos de un sistema de pensamiento coherente.

Aunque a veces es confuso en cuanto a su significado exacto, Emerson describe un mundo donde la espiritualidad es de suma importancia. El espíritu que fluye a través de las personas en realidad crea el mundo externo. La materia que vemos a nuestro alrededor es una creación de la mente y el alma humanas. Las personas alguna vez fueron más grandes, pero han perdido un poco el contacto con la espiritualidad y la naturaleza, y por lo tanto han disminuido en relación con el mundo que nos rodea. Los invito a detenernos y reflexionar sobre el siguiente párrafo:

“El hombre es el enano de sí mismo. Alguna vez, el espíritu lo impregnó y lo solubilizó; colmó entonces a la naturaleza con sus desbordantes correntadas. De él surgieron el sol y la luna. Del hombre, el sol; de la mujer, la luna. Las leyes de su mente, los períodos de su actividad se exteriorizaron en el día y la noche, el año y las estaciones. Pero una vez que hubo construido este gigantesco caparazón para sí, sus aguas se retiraron; ya no llena ahora las venas ni los pequeños vasos sanguíneos; se ha resecado hasta reducirse a una gota. Nota que la estructura por él creada todavía le cuadra, pero de una manera colosal. Digamos mejor que una vez le cuadró, y que ahora le corresponde desde lejos y desde lo alto. Venera tímidamente su propia obra. Ahora, el hombre sigue al sol, la mujer a la luna. Sin embargo, a veces sale de su sopor y se maravilla de sí mismo y de su morada, y musita extrañas cosas acerca de la semejanza entre él y esta. Percibe que si su ley sigue siendo suprema, si él cuenta todavía con poder elemental, si su palabra aún es excelsa en esencia, no es un poder consciente, no está por debajo sino por encima de su voluntad. Es instinto.” Así me cantó mi poeta órfico.

Al leer este trabajo, uno se sorprende por lo exuberante que fue Emerson sobre la creación. El hombre amaba absolutamente la existencia. La virtud y el bien están entretejidos en el tejido de la realidad.

Emerson dedica páginas y páginas a la redentora y sublime conexión entre las personas y la naturaleza. Critica tanto a la ciencia como a las antiguas religiones por separar de forma antinatural a la humanidad de lo espiritual y lo natural. Hay implicaciones de que la adoración de un Dios patriarcal en lugar de apreciar las maravillas del mundo natural ha sofocado nuestra existencia. Eventualmente concluye que una vez que los humanos hayan liberado sus pensamientos de creencias tan rígidas, las personas lograrán una influencia asombrosa sobre su entorno y se logrará un paraíso en la Tierra.

Todo este filosofar se logra con una prosa que a menudo es tan elevada como poética. Los lectores de Walt Whitman o Henry David Thoreau notaran la enorme influencia del genio de Emerson en estos y otros tantos autores americanos, e incluso en algunas religiones surgidas en los Estados Unidos, por algo se lo considera uno de los fundadores del llamado “Nuevo Pensamiento”.

No puedo decir que estoy de acuerdo con gran parte de la visión práctica del mundo de Emerson. Sin embargo, su entusiasmo y optimismo sobre la vida, así como el mundo que nos rodea, es inspirador y contagioso.