Reseñas y lecturas

El misticismo en CS Lewis

Existe una región del espíritu que no se conquista por la razón, ni se alcanza por la mera erudición. Es la región del tremendum et fascinans, donde el alma queda suspendida ante la Presencia, y el intelecto humillado y transfigurado, se postra ante el Misterio. A esa región (la del asombro sagrado, la del awe) nos invita David C. Downing en su extraordinario estudio Into the Region of Awe: Mysticism in C. S. Lewis.

Quien se haya adentrado en los escritos de Clive Staples Lewis, ya sea en la apologética luminosa de Mere Christianity o en los paisajes sacramentales de The Chronicles of Narnia, habrá intuido en ellos una vibración más allá de lo argumentativo, una música que no proviene únicamente de la lógica sino de una experiencia honda, silenciosa, reverente. Downing, con admirable erudición y sensibilidad, logra lo que pocos: rastrear, entre líneas y símbolos, el hilo de oro de la experiencia mística en la obra de Lewis.

Lejos de ser un místico en el sentido técnico o académico, Lewis fue, sin embargo, un hombre tocado por lo inefable. Su conversión no fue una mera aceptación doctrinal, sino una irrupción de lo divino en su imaginario, una metanoia que transformó su visión del mundo y de sí mismo. En este sentido, Downing nos revela cómo la mística de Lewis es una mística de lo cotidiano transfigurado, una apertura a lo eterno que se esconde bajo lo ordinario: un armario, un fauno, una taza de té.

No es de extrañar que figuras como J. R. R. Tolkien, Charles Williams y Dorothy Sayers (sus contemporáneos y compañeros en el quehacer literario y espiritual) percibieran en Lewis un alma penetrada por una luz que no era de este mundo. El estudio de Downing, lejos de ser una hagiografía, es una exploración sobria y rica en matices que nos permite comprender el corazón contemplativo del apologista.

En tiempos en los que la literatura juvenil parece oscilar entre el escapismo trivial y el nihilismo disfrazado de aventura, urge recuperar autores que, como Lewis, invitan al lector joven a levantar los ojos, a escuchar el murmullo del Más Allá en el fragor del aquí. No se trata de moralizar, sino de reencantar el mundo. Y esto, precisamente, es lo que hace Lewis, y lo que Downing tan agudamente señala: mostrar que lo invisible no es irreal, sino la sustancia más profunda de la realidad.

Recomiendo este libro (con entusiasmo sereno) a docentes, padres, catequistas y a todo aquel que busque comprender cómo la imaginación puede ser vehículo de la gracia. Ojalá pronto podamos tenerlo en lengua castellana, pues la lengua del espíritu no debería conocer fronteras.


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4 Comments on “El misticismo en CS Lewis

  1. Igual hay algunas remoras de racismo, masonismo cultural (no creo que hallan sido masones C.S. y J.R.R), nacionalismo británico (al grado de equiparar su país con algo sagrado) y cierto neopaganismo gnosticoide. Igual, para ser ingleses, son práticamente tomistas.Kw

  2. Leí Las Crónicas de Narnia cuando era pequeño. Los estoy releyendo ahora con veinte años y no paro de sorprenderme con cada tomo. Todos contienen unas connotacines cristianas que solo un adulto puede apreciar. Pero supongo que poca gente quiere leer “libros para niños”.

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