Vladimir Soloviev: Fe y razón

Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est

Santo Tomás de Aquino

LA PIEDRA DE LA IGLESIA

(Capítulo I del Libro Segundo de Rusia y la Iglesia Universal, de Vladimir SOLOVIEV, 1853 – 1900. Tomado de la edición realizada por la Librería Editorial Santa Catalina, de Buenos Aires, en 1936).

Iván Kramskói: Retrato de V. S. Solovyov

Sería demasiado largo examinar aquí o enumerar siquiera todas las doctrinas y teorías concernientes a la Iglesia y su constitución. Pero si se quiere saber la verdad pura y simple, en este problema fundamental de la religión positiva, sorprende la facilidad providencial con que se puede averiguarlo.

Están perfectamente de acuerdo los cristianos entre sí sobre este punto: que la Iglesia ha sido instituida por Cristo; pero se trata de ver cómo y en qué términos lo hizo. Ahora bien, no hay más que un solo y único texto evangélico que habla directa, explícita y formalmente de la institución de la Iglesia. Este texto constitutivo vuélvese más y más luminoso a medida que la Iglesia se desarrolla acrecentando las formas determinadas de su organismo, y así, los adversarios de la verdad, no encuentran hoy nada mejor que truncar la palabra creadora de Cristo para adaptarla a su punto de vista confesional (1).

“Y vino Jesús a las partes de Cesarea de Philippo; y preguntaba a sus discípulos

, diciendo:

¿ Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? — Y ellos respondieron: Los unos, que Juan el Bautista, los otros, que Elías, y los otros, que Jeremías, o uno de los Profetas. – Y Jesús les dice: ¿Y vosotros quién decís que soy yo?— Respondió Simón Pedro, y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios el vivo. — Y respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres Simón bar Jona, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre; que está en los cielos. Y yo te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti daré las llaves del reino de los cielos. Y todo lo que ligares sobre la tierra, ligado será en los cielos, y todo lo que desatares sobre la tierra, será también desatado en 1os cielos”. (Math. XVI, 13-19).

La unión de lo divino y de lo humano que es el objeto de la Creación, se ha cumplido individualmente (hipostáticamente) en la Persona única de Jesucristo, “Dios perfecto y Hombre perfecto, que une las dos naturalezas de una manera perfecta, sin confusión ni división” (2).

En adelante la obra histórica de Dios entra en una nueva fase; ya no se trata de una unidad física e individual, sino de una reunión moral y social. El Hombre-Dios quiere unir a El, con unión perfecta, al género humano sumergido en el pecado y los errores. ¿Y cómo va a proceder? ¿ Se dirigirá separadamente a cada alma humana ? ¿ Se limitará a un lazo puramente interior y subjetivo?

No, responde, no: Oikodomiso tin ekklesian mon. Edificaré mi Iglesia .

Una obra real y objetiva nos es anunciada. Pero, ¿ la someterá a todas las divisiones naturales del género humano? ¿Se unirá, El, a las naciones particulares como tales, dándoles iglesias nacionales independientes ?

No, puesto que su palabra no es: “Edificaré mis iglesias”, sino: Mi iglesia, tin ekklesian mou. La humanidad reunida a Dios debe formar un solo edificio social y se trata de encontrar una base sólida para esta unidad.

Una unión verdadera consiste en la unión recíproca de los que se unen. El acto de la verdad absoluta que se revela en el Hombre-Dios (o el Hombre perfecto) debe encontrar de parte de la humanidad imperfecta un acto de adhesión. irrevocable que la. vincule al principio divino. El Dios encarnado no quiere que su verdad sea aceptada de una manera pasiva y servil, pide, en su nueva dispensación, ser reconocido por un acto libre de la humanidad.

Pero es necesario que este acto libre esté absolutamente en la verdad, que sea infalible. Se trata de fundar en la humanidad caída un punto fijo e inquebrantable sobre el cual pueda apoyarse de inmediato la acción edificadora de Dios; un punto donde la espontaneidad humana coincida con la Verdad divina en un acto sintético, puramente humano en cuanto a la forma, divinamente infalible en cuanto al fondo.

En la producción de la humanidad física e individual de Cristo, el acto de la omnipotencia divina no exigía para su eficacia más que una adhesión eminentemente pasiva y receptiva de la naturaleza femenina, en la persona de la Virgen Inmaculada. La edificación de la humanidad social o colectiva de Cristo, de su cuerpo universal (la Iglesia) pide menos y, a la vez, más que eso.

Menos, porque la base humana de la Iglesia no tiene necesidad de estar representada por una persona absolutamente pura e inmaculada, pues no se trata aquí de crear una relación substancial e individual o una unión hipostática y completa de dos naturalezas, sino, solamente, de fundar una conjunción actual y moral. Pero este nuevo vínculo (el que une a Cristo con la Iglesia) menos profundo y menos íntimo que el precedente (entre el Verbo divino y la naturaleza humana, en el seno de la Virgen Inmaculada) es más positivo — humanamente hablando — y más vasto. Más positivo, porque esta nueva conjunción en el Espíritu y la Verdad exige una voluntad viril que vaya al encuentro de la revelación y una inteligencia viril que dé forma determinada a la verdad que acepta. Más extenso, porque al formar la base constitutiva de un ser colectivo no puede limitarse a una relación personal sino que debe ser perpetuado como función social permanente.

Era preciso, pues, buscar en la humanidad un punto de cohesión activa entre lo divino y lo humano, para formar la base o piedra fundamental de la Iglesia. Jesús, en su presciencia sobrenatural, había indicado de antemano esa piedra. Pero para mostrarnos que su elección está exenta de capricho, empieza por buscar en otros lados el correlativo humano de la verdad revelada.

Se dirige primero al sufragio universal; quiere ver si no puede ser aceptado, afirmado, reconocido, por la opinión de la multitud, por la voz del pueblo. “Quem dicunt homines esse Filium Hominis, ¿por quién Me toman los hombres?” La verdad es una e idéntica, al paso que las opiniones de los hombres son múltiples y contradictorias. La voz del pueblo que (según pretenden) sería la voz de Dios, sólo ha respondido con errores arbitrarios y discordantes a la pregunta del Hombre-Dios. No hay conjunción posible entre la verdad y los errores; la humanidad no puede entrar en relación con Dios por el sufragio universal; la Iglesia de Cristo no puede estar fundada sobre la Democracia.

Y no hallando la afirmación humana de la verdad divina por medio del sufragio universal, Jesucristo se dirige a sus elegidos, al colegio de los apóstoles, a ese concilio ecuménico primordial. “Vos autem quem me esse dicitis, ¿y vosotros por quién me tomáis?,..” Pero los apóstoles callan. Cuando se trató de exponer las opiniones humanas, los doce hablaron todos a la vez; ¿ por qué dejan ahora la palabra a uno solo cuando se trata nada menos que de afirmar 1a verdad divina? Quizá no estén entre ellos completamente de acuerdo. Quizá Felipe no perciba exactamente la relación esencial entre Jesús y su Padre celeste. Quizá Tomás tiene dudas sobre e1 poder mesiánico de su Maestro.

El último capítulo de San Mateo nos enseña que ni en la montaña de Galilea adonde fueron llamados por Jesús resucitado, se mostraron unánimes los Apóstoles, ni firmes en la fe: “quidam autem dubitaverunt”. (Math., XXVIII, 17).

Para que el Concilio atestigüe unánime la verdad pura y simple es preciso que el Concilio esté conciliado; el acto decisivo debe ser un acto absolutamente individual, el acto de uno solo. No es, ni la multitud de los creyentes, ni el concilio apostólico, es Simón bar Jona sólo quien responde a Jesús. “Respondens Simon Petrus dixit: Tu es Filius Dei vivi”. Responde por todos los Apóstoles, pero habla por su propia cuenta, sin consultarlos, sin esperar su asentimiento. Cuando los Apóstoles repitieron, hace un momento, las opiniones del pueblo sólo expresaron errores. Si Simón no hubiera querido decir más que las opiniones de los Apóstoles, seguramente que no hubiera acertado con la verdad pura y simple. Pero sigui6 el impulso de su espíritu, la voz de su propia conciencia, y Jesús, al aprobarlo solemnemente, declara que ese movimiento, por muy individual que fuera, provenía sin embargo del Padre, es decir, que era un acto humano y divino a la vez; una verdadera conjunción entre el Ser absoluto y el sujeto relativo.

El punto firme, la roca o piedra inquebrantable para apoyar la operación divino-humana, está encontrado; un solo hombre que asistido por Dios responde en nombre del mundo entero, esa es la base constitutiva de la Iglesia universal. No reposa ni en la unanimidad imposible de todos los creyentes, ni en el acuerdo siempre dudoso de un concilio, sino en la unidad viva y real del príncipe de los Apóstoles. Y en adelante, cada vez que la cuestión de la verdad sea planteada ante la humanidad cristiana, no será, ni del sufragio universal, ni del consejo de los elegidos, que recibirá respuesta determinada y decisiva. Las opiniones arbitrarias de los hombres sólo harán nacer herejías; y la jerarquía descentralizada y abandonada al poder secular se abstendrá de hablar, o se manifestará en concilios como el “pillaje” de Efeso. Únicamente en su unión con la piedra sobre la cual está fundada, la Iglesia puede reunir verdaderos concilios y, por medio de fórmulas auténticas, fijar la verdad. Y no es esto una opinión; es un hecho histórico de tal manera impresionante que en épocas solemnes ha sido confesado por el mismo episcopado de Oriente, envidioso, como era, de los sucesores de San Pedro. No ya sólo el admirable tratado dogmático de San León el Grande ha sido reconocido como obra de San Pedro por los Padres griegos del cuarto concilio ecuménico, sino que a Pedro se refirió igualmente, en el sexto concilio, la carta de Agatón (papa que estaba lejos de tener la autoridad personal de San León).

“El jefe y Príncipe de los Apóstoles, decían los Padres orientales, combatía con nosotros. .. Se veía la tinta (de su carta) y Pedro hablaba por Agatón”. (Kai melan ephaineto, kai dí Agathonos ó Petros ephthéngeto) (3).

Y si no fuera así, si en la manifestatién activa de la verdad pudiera la Iglesia Universal prescindir de Pedro, que se nos explique esa mudez indecible del episcopado de Oriente (que conserva, empero, la sucesión apostólica) desde el momento que se separó de la cátedra de San Pedro. ¿Será simple accidente? ¡Un accidente que dura desde hace mil años! A los anticatólicos que no quieren ver cuánto los separa su particularismo de la vida universal de la Iglesia, sólo tenemos que proponerles esto: que reúnan, sin el concurso del sucesor de San Pedro, un concilio que ellos mismos puedan reconocer como ecuménico; y únicamente entonces habría lugar a examinar si tienen razón.

Siempre y por doquiera que Pedro no hable, sólo las opiniones humanas levantan la voz y los apóstoles callan. Jesús no ha aprobado, ni los sentimientos vagos y discordantes del pueblo, ni el silencio de los elegidos; es la palabra decisiva, autoritaria y firme de Simón bar Jona la que El ratifica. Y ¿no es evidente que esa palabra que ha satisfecho al Señor, no necesitaba de ninguna confirmación humana? ¿ No es evidente que guardaba todo su valor etiam sine consensu Ecclesiae, “aun sin el consentimiento de la Iglesia”, según la fórmula del Concilio Vaticano?

Pedro formuló el dogma fundamental de la Iglesia, no mediante una deliberación colectiva sino (como Jesús mismo lo atestigua) con la inmediata asistencia del Padre celeste. Su palabra estableció la fe cristiana por su fuerza propia, no por el consentimiento de los otros: ex sese, non autem ex consensu Ecclesiae.

A las incertidumbres de la opinión la palabra de Pedro opone la firmeza y la unidad de la verdadera fe; a las mezquindades del sentimiento nacional concerniente al Mesías, opone la idea mesiánica en su forma absoluta y universal.

La idea del Mesías crecida en el terreno de la conciencia nacional de Israel, tiende a exceder ese límite en las visiones de los Profetas posteriores al Destierro; pero el sentido real de esas visiones llenas de misterios y enigmas, apenas fue adivinado por los mismos escritores inspirados. En cuanto a la opinión pública de los judíos, continuaba siendo exclusivamente nacionalista; no podía ver en Cristo sino a un gran profeta nacional (como Elías, Jeremías, Juan Bautista) o, a lo sumo, un dictador omnipotente, libertador y jefe del pueblo escogido, como David o Moisés. Esta era la opinión más exaltada que profesaba sobre Jesús el pueblo que le seguía; sabemos que los mismos elegidos, aun al fin de la vida terrestre del Maestro, compartieron los sentimientos populares. (Evang. Luc., XXIV, 19-21).

Sólo en la confesión de Pedro la idea mesiánica se des-liga de todo elemento nacionalista y por vez primera reviste su forma universal definitiva: “Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo”. No se trata ya de un profeta o rey nacional; ya no es el Mesías un segundo Moisés o David, pues lleva en adelante el Nombre único de Aquel que, por ser Dios de Israel, no lo es menos de todas las naciones de la tierra.

Esta confesión de Pedro que trasciende al nacionalismo judío inauguró la Iglesia Universal de la Nueva Alianza. Y es ésta una razón más para que Pedro sea el fundamento de la Cristiandad y para que el Papado ( soberano poder jerárquico que, sólo él, ha mantenido siempre el carácter universal o internacional de la Iglesia), sea el heredero indiscutible de Pedro, el poseedor real de todos los privilegios que Cristo concedió al Príncipe de los Apóstoles.

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Nota con la que culmina la Introducción de Soloviev a su obra “Rusia y la Iglesia Universal”:

N.B. Como miembro de la verdadera y venerable Iglesia ortodoxa oriental o greco-rusa que no habla por sínodos anticanónicos ni por empleados del poder secular, sino por la voz de sus grandes Padres y Doctores, reconozco como juez supremo en materia de religión a aquel que fue reconocido como tal por San Ireneo, San Dionisio el Grande, San Atanasio el Grande, San Juan Crisóstomo, San Cirilo, San Flaviano, el Bienaventurado Teodoreto, San Máximo Confesor, San Teodoro Estudita, San Ignacio, etc., a saber, el apóstol Pedro, que vive en sus sucesores y que no oyó en vano las palabras del Señor: ” Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Confirma a tus hermanos. Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos”.

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NOTAS.

1) Así ha sido truncado el texto en cuestión en el mismo catecismo “ortodoxo” de Mons. Filareto, de Moscú.

2) Fórmula del papa San León el Grande y del concilio de Calcedonia.

3) ‘‘CoIlectio conciliorum’’ (Mansi), t. XI, col. 658.

10 opiniones en “Vladimir Soloviev: Fe y razón”

  1. Estimado moderador:Naturalmente no puedo menos que respetar la identidad Romano-Catolica de este blog y la fe de aquellos que en recta conciencia siguen los dogmas latinos. No puedo ni debo perder de vista esta realidad.Sin embargo, permitame elevar un par de pensamientos en ocasion de este articulo citado. Primero: Que es lo que los Ortodoxos creemos y aceptamos?1. Que la Iglesia fundadda por Nuestro Señor Jesucristo es Una, Santa, Catolica, y Apostolica, fuera de la cual NO hay salvacion.2. Que en la sagrada Tradicion eclesiastica, la venerable Sede de Pedro en Roma, a decir con San Ignacio de Antioquia, preside en la Caridad. Ella, por tanto es la primera de todas las sedes.3. Que el \”oficio Petrino\” es de primacial caracteristica, y debe ser honrado por toda la Iglesia, occidental y oriental. Pedro y sus sucesores gozarian entonces de un honor especial para \”presidir\” en la caridad, a veces dirimir contiendas entre hermanos, pero nunca de modo no colegiado. En este sentido esperamos algun dia retormar a una hermandad con Roma, cuyo Patriarca es, aun con todos sus honores debidos, un \”primus inter pares\”. Ahora bien, antes de pasar a presentar lo que no creemos, quiero mencionar que para pasar de la premisa mayor (A) a la premisa menor (B) en logica, hace falta cierto rigor a las reglas. En otras palabras, no se puede poner dos ideas y sacar una conclusion valida si no se observan ciertas reglas. Dos proposiciones juntas no hacen a una conclusion valida.Otra aclaracion es que los textos Biblicos han de ser estudiados con su contexto tanto historico, si es posible, pero mas todavia en su contexto teologico y eclesiologico.Entonces, los Ortodoxos No aceptamos que:1. \”Sobre esta piedra edificare mi Iglesia\” (premisa mayor) se pueda pasar validamente a la conclusion \”Pedro y sus sucesores gozan de Suprema jurisdiccion universal y magisterio infalible\”. Llevar la primacia de honor, e incluso primacia de la caridad a una suprema jurisdiccion infalible es inaceptable para nosotros.2. Los testimonios en los Santos Padres no pueden ser manipulados. Hay textos en los primeros siglos que indican una consideracion especial por el Obispo de Roma, pero no aceptamos que ciertas \”citas\” de Padres o santos sean indicativos de una indiscutible creencia en la iglesia universal (en otras palabras, creemos que la doctrina de la infalibilidad y la absoluta primacia de jurisdiccion papal es producto de evolucion eclesiastico-dogmatico, no original ni encuentra parangon en los Padres ni en las Escrituras).3. No creemos que el arriba mencionado texto Biblico indique que la Iglesia se funda en Pedro-persona-Obispo, sino en la Confesion Petrina. La Iglesia se funda en una revelacion que no la revela ni la carne ni la sangre, sino que la da el Espiritu Santo a Pedro: que Jesucristo es el Hijo de Dios Vivo, el Salvador. Esta y no otra a nuestro entender es la \”piedra\” fundamental sobre la cual se asienta la Iglesia, y es San Pedro el hombre escogido para revelarla.Finalmente, permitame agregar que en el contexto del Nuevo Testamento, es claro (obvio para nosotros) que Pedro no estuvo excento de errores y que el hecho que este tan claramente explicada su situacion con San Pablo muestra que la unica infalibilidad viene no por un \”super apostol\” sino por la constante practica de la Iglesia del magisterio colegiado. Las \”llaves\” fueron entregadas a todos los Apostoles, y el oficio de dilucidar respuestas a nuevos desafios no estuvo a cargo de Pedro solo, sino del Primer Concilio de Jerusalen. La historia muestra que cada patriarca luego siguio sus propias tradiciones, Pedro y Pablo en Roma, Andres en Antioquia, Santiago en Jerusalem, etc. Perdon por el largo excesivo de este mensaje. El tema es apasionante y puede ser debatido.En Cristo y la Bendita Theotokos,EstefanoAmerican Carpatho-Russian Orthodox Diocese in the USA

  2. Estefano, ahora vos torcés los textos bíblicos. Si efectivamente Nuestro Señor le otorgó las llaves a todos los Apóstoles, ¿Porqué molestarse en mencionarlo solo a San Pedro?Además, mejor no hablemos de cómo en Oriente la Canonicidad de las Sedes varió con respecto al gobernante de turno. El Papado tuvo grandes sombras, pero siempre tuvo el privilegio de tener un Obispo-Rey, que no agachaba su cabeza ante el poder temporal, ni tampoco un etnarca falto de Caridad.La Iglesia es Católica, por encima de las razas y divisiones humanas, y no una continuación del error judío que limita al lazo de sangre la pertenencia.C.A.

  3. Estimado CA:\”Si efectivamente Nuestro Señor le otorgó las llaves a todos los Apóstoles, ¿Porqué molestarse en mencionarlo solo a San Pedro?\”Respondo: No lo se, acaso tu puedes desentrañar los insondables designios de Dios? Precisamente en mi respuesta, si la lees, veras que respondo con lo que nostros creemos: que San Pedro SI era el \”primus inter pares\” y que su posicion de honor continua en su sede. No quiero insultar al Catolicismo, pero entenderas que hoy nosotros no reconocemos esta primacia debido a lo que consideramos errores posteriormente al año 1054. Pero por que a Pedro en particular, no lo se, pero podemos atisbar razones como las que expuse 🙂 \”Además, mejor no hablemos de cómo en Oriente la Canonicidad de las Sedes\” Respondo: No se muy bien si te refieres a la \”santidad\”? Canon significa \”regla, orden\” asi que no estoy muy seguro a lo que te refieres. Por el contexto intuyo que refieres a santidad. Mira, no estoy aqui para defender a ningun Patriarca u Obispo si es indigno. Nosotros no reconocemos infalibilidad en nadie. Tanto en la Iglesia Catolica como en la Iglesia Ortodoxa hay muchisimos santos Obispos, muchos martires, muchos ejemplos. A proposito, nosotros tambien celebramos TODOS los santos Catolicos hasta el 1054 entre los que se cuentan muchos santos Papas. No hace mucho hemos celebrado a San Leon Magno, Papa en mi parroquia Ortodoxa. Pero mira, si, hay mucho pecado, y ha habido mucha maldad tambien. Estoy leyendo la vida de un santo Obispo ruso (monje, naturalmente), San Ignacio Brianchaninov y como el Emperador Nicolas I lo puso como Abad para que reformara el monaterio San Sergio en San Petersburgo que estaba corrupto, y como para sacarselo de encima lo nombaron Obispo y lo mandaron a un lugar inhospito donde fianlmente murio de enfermo, sin sostenimiento ni para vivir. Y aun asi su santidad irradiaba como un sol. Maldad, hermano?, si, y santidad hasta el sacrificio!. Esoy seguro, y tu lo sabes, que en la iglesia Romana tambien hay tantos casos asi, no?\”La Iglesia es Católica, por encima de las razas y divisiones humanas, y no una continuación del error judío que limita al lazo de sangre la pertenencia\”Respondo: La inexactitud de este comentario quedaria probado si visitaras una parroquia Ortodoxa!Iglesias mas nacionales? Bueno, si visitas una Iglesia Ortodoxa en Moscu estoy seguro que hay altisimas chances que el 99% de los concurrentes y del clero hable ruso y sea ruso… Y lo mismo si visitas una parroquia ortodoxa en Grecia, donde el griego sera la regla. Eso prueba que…?Mi parroquia en USA celebra en Ingles porque somos 20% rusos, 10% ukranianos, 40% anglos, 10% o menos hispanos, hay tambien chinos, italianos, etc. Hum… en cada Divina Liturgia somos un mosaico de razas en pocos metros cuadrados! Tambien encontraras parroquias originalmente 100×100 fundadas y mantenidas por ciertos inmigrantes que no quieren cambiar sus costumbres. Tambien aqui hay una parroquia ortodoxa vecina a la nuestra que celebra igual pero todo en el Viejo Eslavo. Obviamente no suelo asistir porque entiendo poco! pero eso, de nuevo, no quita \”Catolicidad\” sino que la expresa mas maravillosamente aun.En Cristo y la Purisima Theotokos.EstefanoP/S: Anoto la correccion estimado Raul.

  4. Estéfano, no podés negarme que hasta la diaspora de los pueblos orientales la Ortodoxia se regía por el criterio étnico. No en vano cada Patriarcado tenía su etnarca, que tenía jurisdicción personal sobre sus fieles aún en el extranjero. Es decir, uno seguía siendo de su Iglesia nacional a pesar de que estuviera en la jurisdicción de otro Obispo Ortodoxo. Los casamientos mixtos, la falta de fieles en el extranjero, y la \”competencia\” con la Iglesia Católica fueron causa de la apertura que mencionás. Decime cuántos Patriarcas ortodoxos son de etnias diferentes a las de su Iglesia?También convendría recordar la repugnancia con que hablaban de los Romanos y su \”mezcla\” con los bárbaros germanos en Bizantium. El racismo fue un motivo permanente de desprecio desde la Sede Imperial. Dudaban si los bárbaro-Romanos teníamos derecho a ser Cristianos. ¿Lo sabías? Esa prepotencia fue la que ofendió a los Francos, que en ese entonces eran gente explosiva y de poca cultura Latina, y que los llevó a saquear Constantinopla. Algo que más tarde los Papas condenaron con la excomunión de los involucrados.En cuanto a la Canonicidad, no hablo de \”santidades\”, porque Santo hay uno solo y ese es Dios (máxima Católica). Sino que me refiero al cesaropapismo, que implica la dependencia del gobernante de turno para elegir Obispos y en muchos casos para definir la doctrina eclesial. Sino, observá como variaron con respecto a la política rusa las exigencias para que un Católico sea aceptado en la Iglesia Ortodoxa Rusa. Me estoy refiriendo a Dmirty Czrnievsky en su libro \”La Santa Rusia\”, que no era exactamente una apología de la postura Católica.Finalmente, es notable como variás en tu argumentación, al afirmar \”Respondo: No lo se, acaso tu puedes desentrañar los insondables designios de Dios?\” y previamente considerar que es designio de Dios que todos los Apóstoles tengan el Deber Petrino. Ahí entramos en el punto más dificil de la situación actual entre los Orotodoxos: ustedes si van tirando de la piola, terminan en el subjetivismo (lo que los aproxima a los protestantes), ya que no tienen un Pilar Infalible para sostener toda la Doctrina. Al haber preferido al Emperador antes que al Papa, es imposible lograr la unidad ó definir Canonicidades. Todo es consuetudinal, todo termina en Sobores que varían grandemente entre comunidades. Hoy ustedes son más Tradicionales que muchos Latinos, pero mañana, cuando las viejitas devotas hayan ido a la gloria eterna… ¿Qué va a pasar? ¿Te imaginás que pasará cuando el progresismo tenga mayor número? No va a haber forma de pararlo. Al no haber una Cabeza, como en todo cuerpo, se va a tender a que nazcan cismas y más cismas! ¿Y no está ocurriendo ahora? ¿Qué es la Iglesia Sinodal? ¿Los veterocalendaristas? ¿Y la situación en Estonia? La unidad es clara Señal de la presencia del Espíritu Santo. El Cuerpo de Cristo es uno solo, y Cristo es REY, así que no puede depender de una vaguedad entre tradiciones y conclaves locales su Iglesia.(sigo en otro mensaje)

  5. (continuación)Por último, te recuerdo que los Ortodoxos hablan de sí mismos como Romanos. Aún los más orientales reconocen su filiación imperial. Porque Dios eligió a otro pueblo para ser su pueblo, más allá del racismo judío, que permitía la pertenencia por adopción y el vínculo jurídico familiar por encima del de sangre… el Imperio Romano. Aquel al que pertenecía el Centurión de Cesarea, que según Nuestro Señor tenía una Fé como no encontró en todo Israel, y la Fé es Gracia del Espíritu Santo. Ahí Dios habló claramente… y la Capital del Imperio Romano siempre ha sido y será Roma. Los Emperadores Orientales pasaron, y sus descendientes huyeron para encontrar refugio junto al Papa (Santo Tomás de Aquino era nieto del último, y yo también soy descendiente). Los emperadores Germánicos cayeron, pero Roma, saqueada y atacada en todos los frentes sobrevivió. Y hoy en día… cuando todos ellos han pasado, y son solo páginas muertas en los libros de historia, sigue habiendo un Papa y sigue habiendo una Santa Romana Iglesia.Así será hasta el final de los tiempos, en que el último Papa entregará las llaves que le han sido confiadas a aquel que se las confió. Dios quiera que mucho antes la Ortodoxia reconozca al Vicario de Cristo en la tierra, y se fortalezca con el Pilar Infalible del Santo Magisterio Petrino.Reitero, que si no sabés, como los escribas y los fariseos, te limites a las palabras del Santísimo Verbo:TU ES PETRUS, ET SUPER HANC PETRAM AEDIFICABO ECCLESIAM MEAMAd Maiorem Dei Gloriam +Crux Australis(C.A.)

  6. Estimado CA:Respeto grandemente la pasion y el fervor con que sostienes tu fe. Mi respuesta no pretende mas que presentar pobremente nuestra posicion sobre un tema que en lo personal me resulta muy interesante.El tema me resulta interesante por su tremenda complejidad y por la intensa agitacion que ha dejado por siglos a nuestras iglesias hermanas. Evidentemente, el tema es sumamente complejo. El Este y el Oeste ha tendo no pocas dificultades para entenderse mutuamente. Muchas veces hemos querido decir practicamente lo mismo, pero el lenguage, los preconceptos culturales, las tradiciones de pensamiento y las circunstancias politico-sociales han impedido o al menos dificultado una mejor comprension mutua.Pero reconozcamoslo: el tema es complicado.Ahora bien, veo en tu comentario muchos elementos que requieren de atencion, pero me limitare a dos que me parecen pertinentes (pretender abarcar todo escaparia al proposito y la capacidad de nuestros correos): La existencia de las iglesias nacionales, y la aficion a perpetuar raices culturales no es, creo yo, indicativo mas que de circunstancias historicas y culturales. Pero no veo que este tema nos lleve a nada mas trascendente. Si hay algo de eso, que prueba? Segun usted eso perpetua en nosotros la \”herejia judia de la etnia\” o algo asi. Bueno, lo lamento, pero discutir esto me parece francamente una perdida de tiempo. Quizas otro lector este interesado. La forma de expansion de la Ortodoxa tuvo ciertas caracteristicas culturales y limites etnicos en sus origenes. Ya he dicho que eso es cierto. Pero esto no ha prevenido que la Ortodoxia tambien se expanda por el mundo. No deberiamos competir en esto, creo yo, pero esta es mi opinion personal.El otro tema que si me parece mas importante es continuar con el \”oficio petrino\”. Entiendo su reproche. Los Ortodoxos no hemos heredado el \”estilo romano\” en su aficion a las estructuras monoliticas. Nuestro concepto de Iglesia universal es un poco diferente. La universalidad de acuerdo a nuestra teologia la manifiesta cada Obispo con su clero y sus fieles, en esa porcion local se manifiesta la \”totalidad\” de la catolicidad. Nunca hemos necesitado un Papa para ello.Suena confuso? Para algunos Latinos si. Comprendo eso. Nuestras iglesias locales y sus Sinodos han producido una diversidad mas caotica si se quiere, mas compleja, mas inestable de algun modo. Hemos necesitado quizas mas tiempo para ir resolviendo conflictos, muchos de ellos hubieran posido ser resueltos con una enciclica de un Papa infalible. Y sin embargo no creemos que eso exista ni este en los designios de Dios. Creemos que los textos tanto de las Escrituras como de los Santos Padres no nos llevan a sostener ninguan suprema jurisdiccion infalible. El principio de unidad es Cristo, Cabeza de Su Iglesia, y Cristo, siguiendo a los Santos Padres, se manifiesta de modo pleno y eficaz en cada Obispo y en la unidad de sus clerigos y fieles. (continua)

  7. Influencias politica? Imagino que el reproche cabe para ambas iglesias. Ni Roma ni Constantinopla, ni Moscu estuvieron ni estan exentas de manejos politicos por gobernantes de turnos. Si, Papas y Patriarcas, en muchos momentos de la Historia de la Iglesia, han dependido de los poderes politicos, o se han convertido en rivales politicos de estos. La corrupcion ha invadido a ambos en este sentido.El modernismo ha atacado a la Iglesa de Roma de modo fuerte y hondo. Nosotros tambien hemos sido atacado por el modernismo, aunque se manifieta de modos diferentes. Me sorprende que nos cuestiones la existencia de los del \”viejo calendario\”, subgrupos, marginales, descolgados, rebeldes, etc, existen en TODOS lados. Tambien en la Iglesia Romana.Pero la existencia de esos mismos grupos no desautoriza a la Iglesia misma. La existencia de inmperfecciones, de pobrezas, de miserias, y de limites por desafortunado que sea, no refleja mas que nuestra pobre humanidad con la que Dios se sirve para sus propositos. Por eso me niego a basar mis razones en la existencia misma de esas miserias (como lo hacen algunos protestantes). Que prueba ello? Existe alguna Iglesia que no haya caido en las mismas miserias y limites? Ni la Iglesia Ortodoxa con su multiplicidad y aparente caos,ni la Romana con su aclamado verticalismo monarquico estan exentas de ello.Pero hemos estado nada menos que 1054 años (con altos y bajos, claro) unidos y mutuamente reconocidos. Mas de mil años! eso no es poco.En Cristo y la Siempre Virgen Theotokos,Estefano

  8. Recomiendo leer de Soloviev, \”Breve Relato del Anticristo\” Hay un link en la Web, de donde se puede bajarUn abrazo en Cristo Nuestro Señor!Patricio

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