Explosión de comentarios pendientes

En las últimas semanas he tenido una larga cantidad de comentarios pendientes de aprobación y de respuesta. Tengo en fila más de 150… Quiero agradecer a todos los lectores que han decidido pasar y dejar algunas palabras de agradecimiento, de consideración o algún punto de vista sobre los artículos aquí publicados.

Estoy poniéndome al día con todo ello, por lo que pido un poco de paciencia para aprobarlos y responderlos.

Muchas gracias.

Consideraciones sobre algunos comentarios

Cuando inauguré este espacio, me comprometí a mantener un ambiente de respeto y apertura al diálogo. Como señalé en alguna oportunidad, este es un lugar dónde las personas son absoluta y totalmente libres de preguntarse sobre la Historia, la Fe, la Biblia y Dios.

En mi experiencia anterior como autor y administrador de un blog en línea con más de dieciséis años, he tenido que soportar a personas que llegaban a mi sitio y exigían aclraciones doctrinales, que analizaban cada palabra, cada oración en búsqueda de cualesquier tipo de “desviación” de lo que ellos consideraban que era la “fe verdadera”, la “única postura teológica” y la “verdadera historia”. Sus exigencias y posturas infexibles aumentaban cuando me veía obligado a explicar ciertas situaciones, poner en contexto, o solicitaba a los modernos inquisidores de teclado algún argumento que probara su postura. Yo mismo caí muchas veces en esa inflexibilidad y violencia verbal, lo reconozco, y he tenido la oportunidad de pedir perdón a muchas personas por ello. En otras ocasiones, me vi obligado a denunciar a quienes con violencia ponían en peligro la seguridad e intimidad de los colaboradores del blog o de mi propia familia, so color de “callar al hereje” y así “defender la fe”.

En este sitio, reafirmo mi posición de no ceder ante tal presión y no caer nunca más en tal error.

Es fundamental comprender que toda participación en este espacio es una elección, no una obligación. Esto va tanto para el lector, el comentarista de los artículos como para el autor y moderador de Documenta Theologica. Como propietario de este sitio, me reservo el derecho de moderar y gestionar las interacciones de acuerdo con mis principios y criterios personales. Aquellos que no compartan esta visión son libres de buscar otros espacios más afines a sus expectativas.

En resumen, invito cordialmente a todos los lectores a participar en conversaciones constructivas y enriquecedoras. Este sitio se concibe como un lugar donde se valora la diversidad de opiniones, siempre expresadas con cortesía y respeto mutuo. Espero con entusiasmo sus valiosas contribuciones y comentarios.

Datos sobre la Iglesia visitada

El 22 de enero publiqué una entrada titulada “Una profunda experiencia en una iglesia”. En ella relaté lo que experimentamos con mi esposa durante nuestras últimas vacaciones en Brasil. Como conozco de dónde vienen algunos de los lectores de este blog, y mi intención radicaba principalmente en centrarme en la experiencia particular de una noche dentro de ese hermoso lugar de culto, no consideré importante dar mayores precisiones.

Sin embargo, recibí varios comentarios “exigiendo” el nombre del lugar. No creo que estas personas estén interesadas en conocer ni el nombre de la iglesia, ni la denominación de la misma ni la ubicación para visitarla; sino todo lo contrario. Buscan datos para poder demostrar que quien esto escribe merece la hoguera. Como no tengo nada que ocultar, aquí les dejo una fotografía que tomé con el movil

Pido disculpas porque no está bien encuadrada.

Aquí tienen una imagen que tomé del exterior utilizando Google Maps, ahí tienen la dirección:

Finalmente, por si queda alguna duda, se trata de la Parroquia Nossa Senhora das Graças de Barra de São João, la cual pertenece a la ICAB (Igreja Catolica Brasileira), y es administrada por mi amigo Dom Antonio Duarte Santos Rodrigues, obispo de esta Iglesia.

Una profunda experiencia en una iglesia

Con mi esposa tuvimos el privilegio de visitar Brasil este verano. De todas las hermosas experiencias que tuvimos, quisiera hacer referencia una sola: la tarde que entramos a una Iglesia.

El ambiente estaba en una semipenumbra y entre las sombras nos deslizamos por la austera nave de la capilla. Eramos dos almas buscando respuestas, preguntándonos cómo y por qué Dios nos había llevado a tal lugar, a tal hora y estando solos. No creo en las casualidades, mi mujer tampoco, ella es persona de ciencia, yo por mi parte tengo una visión agustiniana de la Historia. En aquella capilla el altar, perfectamente dispuesto, se desplegaba como un lienzo de antiguas promesas, los cirios esperaban ser encendidos y el eco de las antiguas oraciones llegaban a nosotros como un susurro espiritual.

Allí estábamos, fuera del tiempo, fuera del espacio. Suspendidos entre este mundo y el de las promesas eternas.

El templo estaba limpio y ordenado, la luz del sagrario generaba un efecto único al que pocas veces había prestado atención. El azul, el blanco y color de la piedra, conjugados con la obscuridad creaban un ambiente de melancolía, de tristeza, de recuerdos y de esperanza. El olor a incienso impregnaba el aire y actuaba como un faro que guiaba los corazones errantes. Cerca del techo estaba la imagen tradicional del Espíritu Santo, descendiendo, recordatorio de la epiclesis.

Cerré los ojos y pude imaginar al sacerdote, adornado con vestiduras que relataban la Historia Sagrada, como un guía entre las dimensiones, entre lo humano y lo divino, puente entre lo mortal y lo inmortal, entre nuestro presente y la Eternidad.

Sentados, tomados de la mano, donde la fe titubea, una oración dejó de ser barrera y se convirtió en el lenguaje que acunaba la verdad, como si cada palabra fuera un cerrojo que saltaba ante la llave que abría paso a la manifestación de lo divino.

Allí, sentados, tomados de la mano no hubo más incertidumbre “… el velo del Templo se rasgó en dos”.

Bienvenido

Fotograma del filme Dies irae de Carl Theodor Dreyer

Bienvenidos a Documenta Theologica. Se trata de una publicación periódica en formato de blog personal, libre e independiente, abierta al diálogo y al debate serio. Mi nombre es Raúl Amado y soy responsable de esta página. Si desea conocer un poco más sobre mi, puede hacer click aquí.

Desde este espacio se promoverá el estudio de la historia, la teología y la cultura teológica. Se trata, como señalé líneas arriba de un espacio personal, independiente de organizaciones o instituciones, donde los lectores son libres de preguntarse sobre la Historia, la Fe, la Biblia y Dios.

Para conseguir esto, en Documenta Theologica se publicarán estudios bíblicos, reseñas de libros, análisis, artículos y ensayos bibliográficos orientados al estudio de la religión y las relaciones humanas a través del tiempo. Creo que es menester cerrar la brecha entre el mundo académico y las necesidades de conocimiento espirituales e históricas de las personas.

Entiendo la teología como una disciplina académica, como una conversación, un διάλογος y por lo tanto una forma de alcanzar la verdad por medio de la palabra. Por consiguiente, estaré muy contento de conversar con usted sobre teología: historia, eclesiología, teología sacramental, exégesis bíblica y un largo etcétera que implica la hermenéutica de la fe y la relación de Dios con el hombre a lo largo del tiempo.

Espero que la lectura de esta aventura intelectual sea de su agrado.

Si desea contactarse conmigo, puede escribirme a mi correo electrónico r.o.amado@hotmail.com.