Johann Albrecht Bengel (1687 – 1752) fue uno de los mayores teólogos luteranos y un ícono del movimiento pietista alemán. Se trató de un académico profunda y sinceramente religioso y un estudiante consagrado a la Escritura. No conozco ninguna traducción de sus obras al español. Estoy preparando una pequeña monografía sobre él y sus estudios sobre el Apocalipsis. Aprovecho para dejar aquí su excelente Nuevo Testamento, cuya introducción está en latín.
El Nuevo Testamento Griego fué por mucho tiempo el mejor texto crítico publicado. La obra se publicó en Tübingen en 1734 y pocos meses después también en Stuttgart. El método que emplearía lo anunció en Prodromus Novi Testamenti Graeci recte cauteque adornandide (1725), lo cual, sumado a ciertas cotas y citas en sus obras da cuenta de que esta edición del Nuevo Testamento ya estaba casi completa para esa época.
Bengel trabajó con más de veinte manuscritos del Nuevo Testamento, superando por mucho el trabajo de Erasmo con el Textus Receptus. Al mismo tiempo, Bengel cotejó por sí mismo los manuscritos y dejó interesantes observaciones filológicas. Es importante señalar que al pié de las páginas insertó las variantes textuales como mostramos a continuación:
α – lectura más probable, pero que no colocaba en el texto porque difería de la tradicional.
β – lectura alternativa mejor que la del texto.
γ – lectura que aparecía en otros manuscritos y que tenía el mismo valor que el del texto.
δ – lectura inferior a la del texto.
Además Bengel estableció otras dos normas filológicas que han sido reconocidas hasta el día de hoy. La primera es el principio “Lectio difficilior potior” o en palabras de este intelectual “proclivi scriptioni praestat ardua“, según la cual, cuando tenemos diferentes manuscritos que entran en conflicto, el más inusual es probablemente el original o el más fiel al original; esto se explica porque los escribas y copistas reemplazarían más a menudo las expresiones extrañas y difíciles con otras más familiares o menos controversiales. El segundo principio fue el de exponer toda la información posible, tanto a favor como en contra, dejando al lector la capacidad de decidr y formar su propio juicio.
Todo esto le permitió dividir las familias de manuscritos en dos: la familia africana y la asiática. Los principios sobre esta división, así como las consideraciones sobre cuál de ellas era más antigua siguen vigentes al día de hoy en muchos círculos académicos.
Johann Albrecht Bengel fue un ejemplo de teólogo, dónde la investigación no era el fin en sí misma, sino un medio para conocer más a Dios por medio de la Revelación. En un contexto en el cual, los teólogos modernos (y modernistas) están tan preocupados en ver como pueden aplicar alguna teoría sociológica o filosófica comprometida con alguna agenda particular, la obra de Bengel nos recuerda la importancia de centrar la vista en Dios y en su Palabra.