La danza nunca ha sido una forma de expresión en la liturgia cristiana. En el siglo III, ciertos círculos gnósticos-docetistas intentaron introducirla en la liturgia, convencidos de que la crucifixión era solo una ilusión. Para ellos, antes de la Pasión, Cristo había abandonado el cuerpo que, en realidad, nunca había asumido plenamente. En su visión…