Este hermoso poema fue escrito por un Dominico, el Padre Gervós, su título es Hacia el Encuentro y los invito a meditarlo:
HACIA EL ENCUENTRO
Cada día, Señor, es un regalo:
un regalo a mi vida y a mi alma.
En mi tierra se va muriendo el sol
y en mi espíritu nace la alborada.
Quiero ya estar un poco al otro lado;
sin cadenas, con fe, sin añoranzas…
Lo que viví fue hermoso…
Hazme sentir
que será mucho más lo que me aguarda.
Hay que dejar… ¿Dejar?
Quiero olvidarme
de que existe siquiera esa palabra.
¿Dejar la vida? ¡No! ¡Encontrar la Vida!:
¡cambiar la noche oscura por el alba!
Cada día, Señor, ya es un regalo…
Por el río, hacia el mar, voy en mi barca.
No tengo remos, ni timón, ni vela:
tan solo la corriente es la que manda.
Nadie detiene el río, nadie puede
parar su ritmo, ni dormir sus aguas.
Es imposible pretender hacerlo;
como aire entre las manos, ¡se me escapa!
Lejana ya la fuente, cerca el mar:
cada vez más ayer, menos mañana.
Y tranquilo, sabiendo que Tú guías,
hacia el mar mi pobre barca.
Te presiento más cerca, más amigo:
me estremece una dulce confianza.
Me siento desterrado del destierro,
mas dentro de tu amor, ¡y eso me basta!
Cada minuto más, ya es un regalo…
Tú eres mi luz, mi fin y mi esperanza.
Y, por eso, feliz, hacia el encuentro,
por el río -hacia el mar- voy en tu barca…