En algún momento del año 2005, comencé a publicar en Internet. Fue en un blog. Hubo varios intentos hasta que, finalmente, en abril de 2006 lancé Sursum Corda, por aquel entonces alojado en Blogspot. No sé si tenía plena conciencia de lo que estaba emprendiendo en ese momento. Escribí algunas entradas triviales, otras que hoy no suscribiría, y algunas pocas que lograron trascender. Por aquel entonces, la blogósfera era todavía un espacio de nicho, especialmente en cuestiones religiosas. Sin embargo, escribí con constancia, en ocasiones casi a diario, a veces transcribiendo textos que consideraba fundamentales.
Poco a poco, el sitio creció y con él sus exigencias. Sursum Corda estuvo bajo escrutinio, recibió ataques y también respondió. Fue un espacio de debate, de confrontación intelectual, de intercambios intensos. Hubo momentos de tensión: presionado por antiguos amigos y aliados, llegué a cerrarlo, solo para reabrirlo y luego trasladarlo a WordPress. Con esa mudanza, llegaron nuevas colaboraciones y, por primera vez, un “consejo” editorial. A través de Sursum Corda conocí a muchas personas, forjé amistades y también me distancié de otras.
En parte, mi tema de tesis nació en el ejercicio de escribir para el blog. Sin embargo, también allí advertí inconsistencias en mis planteamientos, grietas donde antes veía solidez. Los temas abordados comenzaron a desbordar los límites de la teología y los estudios religiosos, e incluso la apologética. La apertura al pensamiento crítico y a la obra de autores no confesionales no fue siempre bien recibida. La necesidad de escribir con mayor libertad me llevó a considerar un nuevo espacio. Así nació Documenta Theologica, un sitio puramente académico, concebido para… [completar].
Hoy doy un nuevo paso: traslado mi blog a mi propio sitio web personal. Nadie me lo ha pedido. Durante más de un año, he trabajado en la construcción de un espacio digital que pueda albergar todo mi contenido en línea: libros, artículos, reseñas, conferencias, charlas, sermones y publicaciones de blog, todo reunido bajo un mismo techo digital. El diseño es limpio, elegante y funcional. La búsqueda es eficaz y el acceso a los textos es sencillo. Dado que este sitio ahora centraliza todo mi trabajo, resulta natural que también acoja mi blog personal.
Los años de contenido de Sursum Corda seguirán estando disponibles tanto en su sitio original como en mi nueva plataforma. No revisaré lo que escribí en el pasado, salvo por correcciones gramaticales y ortográficas. Sigo formando parte de la administración de Sursum Corda y es probable que continúe escribiendo allí y en otros medios. Sin embargo, con el peso de otros compromisos, mi producción en el blog ya no es tan frecuente, y es probable que esa tendencia se mantenga. A partir de ahora, cuando escriba, lo haré desde mi propio sitio, con mi propio nombre y bajo mi propia identidad digital: raulamado.com.
Estoy profundamente agradecido por las muchas personas —buenas, piadosas, inteligentes— que me han acompañado en este camino. Algunas de ellas han sido verdaderos amigos, y a todas les debo mucho. Por ellas y por todos los lectores que han seguido Sursum Corda a lo largo de los años, doy gracias a Dios.
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