Nuevo Antipapa

Rogelio Martinez… hoy Miguel II

Antes de fin de año supimos de la muerte de David Bawden, quien en 1990 fue electo en un concilio imperfecto (mal llamado “cónclave”) por seis personas (la lista la puede encontrar aquí) y tomó por nombre Miguel I. Recién el 11 de diciembre de 2011, fue ordenado al sacerdocio y luego elevado al episcopado por Robert Biarnesen, un obispo que deriva sus órdenes del obispo Carlos Duarte-Costa (para ver un estudio sobre las órdenes de Duarte-Costa haga click aquí).

El 2 de agosto de 2022 en Kansas City murió luego de una operación de urgencia. Había crecido y evolucionado con Internet: desde su primer “Vaticano en el Exilio” hasta su último sitio había pasado mucha agua bajo el puente: incursionó en las redes sociales y en Youtube, pero en los últimos años sus documentos pontificios (la orden a la Hermana Lucía de revelar el Tercer Secreto de Fátima, por ejemplo) habían desaparecido. Al poco de morir y tras ser proclamada la “sede vacante”, sus pocos seguidores comenzaron a preparar y estudiar como llevar adelante un nuevo “cónclave”. Existe un excelente documental sobre David Bawden realizado por Adam Fairholm que usted puede ver aquí (dura poco más de una hora):

https://www.youtube.com/watch?v=b96WxyxPfOY

David Bawden compartió con Teresa Stanfill Benns, Araí Daniele, Homero Johas, Heidi Hagen, Roberto Gorostiaga, Rudolf Gestnet, Osvaldo Ancona, Lucian Pulvemarcher, Robert Lyons y Gordon Bateman la pertenencia a la segunda generación de conclavistas, la cual fracasó estrepitosamente. En efecto, como estudiamos en un artículo sobre los “Tres conclavismos“, fue la desesperación y la improvisación el principal elemento que llevó al fracaso de estas intentonas: los obispos del “linaje Thuc” iban hacia la deriva absoluta. Consagrados para un cónclave, se comenzaban a distanciar a medida que las sub-ramas del linaje thucista coincidía con posiciones teológicas sobre la sede-vacante. La desesperación llevó a que personas que bajo ningún aspecto tenían aptitud canónica, que fueron ordenados en iglesias cismáticas o que acumularon varias ordenaciones y consagraciones sub conditione impusieran la necesidad de una reunión. Ese es el origen de las delirantes consagraciones de José F. Urbina Aznar, Julio Aonzo (dos veces consagrado obispo), José Ramón López Gastón, el ex agente comunista Emmanuel Korab los terroristas e ignorantes Gary y Gonzalo Alarcón Zegada. Todas ellas tenía como fin el proceder a crear “candidatos” para un posible “cónclave”, el cual naufragó en Asís.

Naturalmente, no estamos hablando aquí de personajes como Jacobus I, o los antipapas del Palmar de Troya y sus hijos bastardos. Estamos deteniéndonos en personas que con más o menos conocimiento han querido pontificar y sentar las bases para una “solución humana” a la crisis de la Iglesia Católica Romana.

En el caso de los partidarios de David Bawden procedieron a una elección sui generis (en resumen, un sorteo) del cual salió electo el señor Rogelio Martínez, filipono, casado con la señora Linda Jacinto y consagrado obispo en 2003 por Joseph Galaroza, obispo de la ICAB en Filipinas, y luego recibió una nueva consagración de parte de Joel Clemente y Heyward Ewart. En el año 2017 rompió con la Iglesia Católica Carismática e ingresó en el tradicionalismo como uno de los tantísimos obispos independientes, y dos años después se sometió a David Baawden/Miguel I y fue reconocido como obispo con plenos derechos en 2020.

Es verdad que el flamante Miguel II tiene una feligresía mucho más grande de la que pudo ostentar su predecesor, Miguel I. Cuenta con un templo y algunas propiedades más, así como buenos contactos con el gobierno local.

La coronación de Miguel II puede ser apreciada en este video

Ahora quisiera presentar algunas observaciones sobre el señor Martinez. No tocaré las cuestiones de los ornamentos ni de la liturgia (Stehel se encargará eventualmente de eso), sino en cuestiones doctrinales.

Es evidente que el Rogelio Martinez/Miguel II fue electo de manera total y absolutamente irregular, rompiendo con los intentos de David Bawden/Miguel I de apegarse lo mejor posible a la legislación de época de Pio XII. La elección por cleromancia (un sorteo, inspirado en la elección de San Matías Apostol) y el haber cerrado la elección a los “partidarios” de Bawden parece ser también otra contradicción. En efecto, en varias oportunidades el antipapa norteamericano afirmó que estaba dispuesto a renunciar si es que los tradicionalistas procedían a una nueva elección de unidad (algo que poco pareció importarle a Juan José Squetino o a los estrafalarios y esperpentos de Gary Alarcón y Julio Aonzo).

El uso del Misal de 1962, del antipapa Juan XXIII-Bis también dejará sorprendido a cualesquier conocedor de David Bawden y de sus trabajos en contra de Roncalli y sus sucesores. Es evidente que el Rogelio Martinez es un absoluto neófito en el tradicionalismo, que sus conocimientos de teología están tomados por su paso por los semiasnarios de la Iglesia Conciliar en Filipinas, y ue fue un activo defensor de la renovación carismática. Por todo esto, cuesta creer que este hombre y los seguidores originales de David Bawden mantengan algún tipo de relación en el futuro próximo. El antipapa filipino se refugió en su país de origen, rodeado de sus propios fieles y bajo un aspecto pseudo-tradicionalista. Con el tiempo y con mucha suerte, podrá emular a sus pares del Palmar de Troya, consagrará obispos y tratará de ampliar su propia “Iglesia”.

¿Qué quedará del movimiento de David Bawden? Nada, sólo un recuerdo o algún registro en alguna investigación, alguna nota periódistica, algún improvisado que deseará usarlo como referente para otro “cónclave” que no tendrá mejor suerte que el de Asís con Lino II o el de Pío XIII… y que será tan inválido y tan ilícito como el de Miguel II o los episcopados de José Vicente Ramón Gonzalez Cipitria, Julio Aonzo o los hermanos Alarcón.

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