Quienes como yo provengan de la Iglesia Conciliar y se han convertido al catolicismo pueden dar testimonio de la importancia que la Misa tuvo para nosotros en el momento de asegurar nuestro paso desde el modernismo a la Iglesia de Cristo. ¿Quién no quedó impresionado con la Liturgia? ¿Cómo explicar la fuerza de la gracia que nos decía “esto es católico, esto es para ti”? Nuestra alma se vio barrida entonces por la Gracia de Dios que se manifestaba en el Culto Divino, en el Santo Sacrificio de la Misa. Algunos lloran, otros se quedan de rodillas toda la ceremonia impresionados por ser testigos de tal maravilla. De niño y adolescente en la parroquia del barrio siempre dudé de la transubstanciación, pero cuando en el año 2006 (24 de marzo, para ser preciso) vi la primer Misa Tridentina (misa rezada) estuve seguro de que en la ceremonia se realizaba el milagro más grande.
Muchos católicos se han convertido gracias a la Misa, y eso es innegable. Es cierto que no todos asistieron a las misas de la FSSPX o de las comunidades sedevacantistas, algunos empezaron con las misas “indultadas”. Si el indulto ha permitido algo es que posibilitó que mucha gente accediera por vez primera al Ritual Tridentino. Eso es el primer paso. Luego viene la gracia de Dios, ese movimiento que domina y le dice a la persona “yo no estoy aca”, lo que le hace desconfiar del sermón, aquello que lo hace sentir inquieto y lo empuja a buscar. ¿Qué busca? Al principio no lo sabe, solo sabe que encontrará algo que empezó con la Misa Indultada, sabe que es Dios que lo impula y lo lleva a la Verdad, que la verdad no está en el Indulto… si un reflejo de ella, un reflejo tenue y muy matizado. Ese hombre, esa mujer, ese joven llegará, por la Gracia de Dios (no por merito propio) a la Misa Verdadera, a los Sacerdotes verdaderos y a la Sana Doctrina Cristiana que solo existe en la Iglesia Católica Apostólica Romana, fuera de la cual no hay salvación ni perdón de los pecados.
Muchos católicos se han convertido gracias a la Misa, y eso es innegable. Es cierto que no todos asistieron a las misas de la FSSPX o de las comunidades sedevacantistas, algunos empezaron con las misas “indultadas”. Si el indulto ha permitido algo es que posibilitó que mucha gente accediera por vez primera al Ritual Tridentino. Eso es el primer paso. Luego viene la gracia de Dios, ese movimiento que domina y le dice a la persona “yo no estoy aca”, lo que le hace desconfiar del sermón, aquello que lo hace sentir inquieto y lo empuja a buscar. ¿Qué busca? Al principio no lo sabe, solo sabe que encontrará algo que empezó con la Misa Indultada, sabe que es Dios que lo impula y lo lleva a la Verdad, que la verdad no está en el Indulto… si un reflejo de ella, un reflejo tenue y muy matizado. Ese hombre, esa mujer, ese joven llegará, por la Gracia de Dios (no por merito propio) a la Misa Verdadera, a los Sacerdotes verdaderos y a la Sana Doctrina Cristiana que solo existe en la Iglesia Católica Apostólica Romana, fuera de la cual no hay salvación ni perdón de los pecados.