La astucia del Obispo Bargalló

La noticia de la renuncia del Obispo de la Diócesis Conciliar de Merlo-Moreno sorprendió a muchos de los que esperábamos que Roma decidiera sancionarlo y trasladarlo, ocultando todo hasta que el escándalo fuera aplacado. Tal vez, como tantos que esperaba una salida más “política”, fui ingenuo. La carta de renuncia del Obispo Conciliar es una verdadera salida política y desvía la atención de la gravedad de su delito. En efecto ¿En qué puso atención la prensa y la opinión pública? En la violación de sus votos de celibato. ¿Quién puso la atención en que se trataba, nada más y nada menos que del Presidente de Cáritas? ¿Alguien se le ocurrió relacionar el manejo que de los fondos hace el Obispo con su viaje a una isla del Caribe?

“Monseñor” Bargalló dio un gran golpe de efecto por medio de una carta en la que comunicaba su renuncia. Hoy aparece como la víctima del celibato. Como un pobre hombre que ha dado todo, que trabajó en CARITAS por los pobres, que se sacrificó y que un día se enamoró… ¿Acaso Dios no es amor? ¿Por qué no puede un obispo enamorarse y ser esposo? Claro, Monseñor Bargalló omitió que se enamoró de una divorciada, que como presidente de cáritas estaba en una isla del caribe, que pagó los pasajes con el dinero de la diócesis, que se hospedó en hoteles que cuestan una fortuna por noche y por lo tanto, desvió los fondos, que tan celosamente recaudaba. Monseñor Bargalló no es una víctima. Ni tampoco es un modernista más que actúa por su mala formación. Es un ser astuto y calculador.

Monseñor Bargalló utilizó su poder para castigar y perseguir a los sacerdotes que habían caído y traicionado sus votos. No le importó la debilidad que ellos hubieran tenido: los expulsó de las diócesis y los trasladó, sometiéndolos a un ostracismo que escandalizaría al inquisidor más severo. Astuto y calculador, estas acciones fueron vistas, por quienes las conocieron como una “paternal protección” y muchos (demasiados) le deben a Bargalló no haber caído en el escándalo público: desde aquellos que con disimulo “visitan” para el “consuelo espiritual” a ciertas familias y reciben “ayuda” de buenas mujeres, hasta aquellos otros, de voz afectada y modales delicados que, marginados, no son “molestados” y tienen a su merced los barrios más carenciados.

Astuto y calculador, Monseñor Bargalló cuenta con una diócesis paupérrima, económicamente u espiritualmente. Cáritas se extiende a cada parroquia, los feligreses donan dinero cuya administración nadie conoce y que el ex diocesano manejaba a discreción. La ropa y los útiles escolares eran rematados en ferias que se realizaban en las capillas y lo recaudado, embolsado y girado a las manos del “Monseñor” quien “se lo da  a los pobres”. Los pobres jamás vieron una moneda en la diócesis de Bargalló, la misma que tiene colegios privados carísimos, seminaristas de sexualidad dudosa, sacerdotes con una educación elemental y catequistas que no pueden repetir el credo. Bargalló descuidó todo gobierno y toda política que no fuera económica. Las parroquias están controladas por laicos ignorantes, las “misas” son cualquier cosa, hombres y mujeres se alternan en las lecturas bíblicas, jovencitas con minifaldas suben a los altares a repartir la hostia “consagrada” y en los “festivales” de recaudación de fondos se entregan a las llamas del amor sin ningún decoro. Divorciados, relapsos, herejes… la diócesis de Bargalló era un escándalo público. Uno de los diáconos tenía dos familias, una naturalmente oculta… después de todo se trataba de un hombre católico, no de un mormón.

Astuto y calculador, Bargalló sabía que dejando en libertad a los fieles, siempre más ocupados y preocupados por posiciones de poder, podría embolsar todo lo que quisiera. Y así lo hizo.

Astuto y calculador, el Obispo Bargalló mintió descaradamente a las cámaras cuándo dijo que no había mantenido ninguna relación sentimental con la mujer de las polémicas fotos. Pero como es un ser mezquino, frio y calculador y sabía que no tenía escapatoria, decidió lanzarse por todo: renunció y puso el acento en la violación del celibato. Habló de este como de una clausura humana, como una prescripción injusta y dio la razón a aquellos que sostienen que el sacerdocio no es incompatible con la vida familiar. El ex Obispo de Merlo-Moreno sabe que con eso puso a muchos diocesanos de su lado y quién lo remplace luego de este interregno deberá enfrentarse a una situación muy grave, porque Bargalló mantendrá la lealtad de sus sacerdotes y sus diáconos, a quienes

A esto nos viene la pregunta ¿Qué hará el ex Diocesano? ¿Se quedará en la casa de su amante, una divorciada, tranquilamente? ¿Podrá adaptarse a la vida civil? Nuestros amigos de Foro-Católico han especulado con la posible “conversión” de Bargalló al anglicanismo. También podríamos pensar que Monseñor Bargalló pude ingresar en alguna Iglesia Católica Independiente, como la Iglesia Católica Apostólica Argentina No Romana, o tal vez fundar la propia, tal como lo hiciera a fines de la década del ’60 el obispo Mario Cornejo peruano, quién visitó nuestro país y conoció a la hija de un policía federal con la que se escapó a Francia, buscando refugio en la Iglesia Santa María que actualmente co-gobierna con el Obispo George Cantor.

El Obispo Fernando Bargalló es un hombre que toda su vida ha vivido a expensas de la Iglesia Conciliar y de sus fieles. Mientras gobernó Merlo-Moreno lo hizo desde una elegante mansión cuyo valor está cerca del millón de pesos, se ha movido en autos carísimos y ha contado con la asistencia de sacerdotes por secretarios, choferes y aduladores. Un hombre que gustaba de presentarse con mirada paternal en las parroquias más encumbradas con el mismo atuendo que lo hacía en las misiones más carenciadas, con hablar pausado, mirada tranquila, y una caritativa sonrisa en sus labios. Si algo sabía hacer era sacar dinero. A todos por igual, en eso, el Obispo de Merlo Moreno era muy democrático.

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