Un apologista de la tradición católica ha defendido en el foro Micael la existencia del Limbo situándola como un dogma de fe. Todos sabemos el revuelo que se armó cuando Ratzinger/Benedicto XVI “derogó” el limbo y declaró que los niños que morían sin bautismo podían ser llevados al Paraíso. Si bien la tesis que expone Ratzinger sobre la visión beatífica de los que mueren sin bautismo es una herejía, la misma no está en la cuestión del limbo en sí, sino en el pecado original. Ratzinger demuestra así su adhesión a la herejía pelagiana.
Sin embargo quisiera volver a un tema que ya tratamos en Sursum Corda: la existencia del limbo como mera hipótesis teológica. Los católicos no estamos obligados a creer en el limbo, antes bien, debemos considerar que este lugar, teóricamente y sólo teóricamente debe entenderse como una parte del infierno. Creer, como muchos católicos tradicionalistas se empecinan en que el limbo es una suerte de lugar intermedio es herejía semipelagiana.
Las abundantes citas que el forista Malaquías colocó en el Foro precitado demuestran precisamente que, según la Doctrina de la Iglesia quienes mueren sin bautismo NO SON FIELES Y POR LO TANTO NO TIENEN DERECHO A LA FELICIDAD ETERNA DEL PARAÍSO, ANTES BIEN SON PRECIPITADOS AL INFIERNO. Que las penas que estos sufren sean menores que las de aquellos que mueren en pecado mortal o no es indiferente, ya que el sólo pecado original es pecado y raíz de todos los demás. De ninguna manera estoy aquí haciendo apología a la resucitada quaestio sobre el bautismo de deseo y de sangre que estar reflotando los Hermanos Dimond, sino que me aferro a la autoridad de San Agustín, Padre y Doctor de la Iglesia.
Es por ello que me atrevo a recomendar la lectura de la entrada “El limbo: un lugar inexistente”
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